Menú
Buscar

CINCUENTA RAZONES PARA CAER Y CINCUENTA PARA LEVANTARSE

Hoy me he caído. Pero literamente, vamos, que me he abierto un poco la barbilla, y me han dado así tres puntos de sutura, como si fuera un niño pequeño. Del la otra forma también me he caído, porque esta vez no ha sido por torpe sino porque me ha fallado la rodilla… y como dije ayer mismo en mi perfil de una red social, estoy harta de que me consideren inutil funcional.
Hoy me he caido y he llorado, pero no por el dolor, ni por la vergüenza, que no tengo. No, lloro porque de alguna manera, estas cosas, no vienen más que a darles argumentos a aquellos que solo ven en mi a una pobre enferma, que nunca será capaz de hacer nada por si misma, que nunca podrá hacer nada por los demás, porque pobre, bastante tiene ella con lo que tiene.
Que no podrá trabajar porque pobrecita, nunca está en condiciones (la gente que se coge bajas laborales por romperse una uña, o aquellos que se rompen algo y alargan la baja hasta lo inaceptable, esos no son pobrecitos, son caraduras), y da igual el esfuerzo que haga por llegar a  todo, porque jamás llegara, solo son patéticos intentos de emular a una persona «normal».
Hoy me he caido al suelo, pero también me he caído a los infiernos, porque, resulta que no puedo cuidar de los demás aunque objetivamente esté más capacitada que muchos otros, porque no son capaces de ver lo objetivo, sino solo su percepción errónea de mis capacidades.
Da igual que haya estudiado durante toda mi vida como se pincha, como se cura, que tenga un titulo que acredite una formación menor, y a poco tardar (bueno cuatro años) una formación superior.
Da igual que mi empatía y mi capacidad de conectar las necesidades de la empresa con las de sus empleados, sea enciclopédica, porque no tengo ámbito de actuación ni de decisión, ni de poder, ni de nada, porque nunca voy a poder trabajar, porque soy una pobre enfermiza, que menos mal que tendrá a alguien que cuide de ella, la enferma.
Da igual que no pudiendo tener hijos bio, tenga dos maravillosos, porque en realidad es por mi marido por lo te me los han dado, yo no he hecho nada, porque soy una pobre enfermita, que lo único que ha hecho es cargar a sus espaldas con el 80% del proceso. ¿Cómo? No, no… eso es imposible.
Otra cosa sería que todas estas cosas me las dijera un pobre desconocido o de esos que siendo medianamente cercanos, creen que están de vuelta de todo. Eso joroba, a qué negarlo.
Pero cuando es la gente que quieres la que ignora tus capacidades y pondera tus incapacidades, la que incumple promesas, la que te considera débil, entonces te hunden. Cuando es la gente por la que darías tu vida aquella que siempre te considerara incapaz de todo, te hunden, cuando saben que dominas un escenario y acudiendo a él, que les es desconocido, te dejan de lado porque «pobrecita, bastante tiene con lo que tiene, no tiene ni idea, pero deja que piense que si…» te hunden. Cuando te mienten para que no vayas a cuidar de alguien que lo necesita, porque no te creen capaz, te hunden.
Lo más curioso es que son ellos los que no saben nada.
No saben porque no quieren, lo que eres capaz de hacer. Y tampoco conocen el verdadero alcance de tu dolor, de las cosas que me pasan… porque a lo mejor es demasiado poco, o demasiado para que lo digieran. Y nunca la sabrán, el verdadero alcance, porque no necesito para nada su ayuda, del mismo modo que ellos rechazan la mía, con la diferencia de que yo si que se cuidarme sola.
Las de arriba son las cincuenta razones para caer a los infiernos..
Las siguentes son las suficientes para levantarme, aunque hoy cuando literalmente me caigo o me están vapuleando incansablemente para demostrarme mi incapacidad, a veces te tiras y dices ¿para qué?
Para:
1.- Vivir con una persona que me ama como soy, con lo bueno y con lo malo, y que conoce mis limitaciones, pero también reconoce mis habilidades.
2.- Vivir la vida con dos niños maravillosos que son mi vida y mi alegría, que me demuestran día a día lo bella que es la vida.
3.-Demostrarme cada dia a mi misma que hago las cosas bien, que yo no soy una idiota ni una pobre chica, sino alguien capaz de hacer muy buenas cosas.
4.- Ver que hay gente que aprecia lo que hago, aunque no sean de mi familia.
5.- Luchar por vencer cada día más obstáculos, que es lo que me da la vida, que es lo que llevo haciendo desde que nací, con mis padres, y cada día en la vida, yo sola, sin más armas que una voluntad férrea de ser como los demás, no más, pero jamás menos.