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REFLEXIONES Y AGRADECIMIENTOS

            ¿Por qué merecemos algo o a alguien? Es decir, ¿Quién juzga de qué o quién es merecedor cada uno de nosotros? Si creemos en Dios, está claro, es Él, como juez Divino, quién debería decidir en qué trances o con que premios nos encontramos en la vida. En caso contrario quizá sea el karma, el destino… En todo caso todo demasiado intangible, fortuito y arbitrario. 

            Los seres humanos nos vemos tentados a pensar que, cuando nos pasan cosas buenas es porque nos las hemos ganado, porque somos merecedores de ello. La cosa se complica cuando lo que nos sucede es un acontecimiento adverso. Cuando somos víctimas de un engaño, de una quiebra financiera, de una traición, o de una enfermedad, entonces; nos vemos tentados a culpar a un tercero por ello; evadimos cualquier tipo de responsabilidad porque eso hace que nos sintamos mejor, menos mal. En definitiva, nos quitamos las pulgas de encima, y nos convertimos en mártires de lo que quiera que nos pase. 

            Quiero aclarar que, solo en el caso de la violencia infligida sin ofensa previa, hacia nuestra persona; dícese violaciones, atracos, atentados… no tenemos nada que ver. Ni tampoco con las enfermedades en las que no hayamos intervenido con costumbres insanas. 

            Lo que trato de defender es que los seres humanos hemos de empezar a responsabilizarnos de nuestros propios actos y no confiarlas en fuerzas como el destino o demás elementos que nos exoneran de responsabilidad. Tanto en lo bueno como en lo malo, hemos de analizar nuestra participación en los acontecimientos y encararlos con la responsabilidad que nos pertenece. Solo así creceremos como seres humanos y podremos desarrollar todo nuestro potencial, auto concepto y autoestima. 

            Pero lo voy a enfocar desde la parte brillante del asunto, es decir, de las cosas buenas que nos trae la vida.

            Un amigo me preguntó hace poco, que porqué en este blog solo hablo de mí, y aunque le niego la mayor… no solo hablo de mí, sino de la humanidad desde mi punto de vista; he de señalar que no creo ostentar la debida formación ni sabiduría, como para ser juez de la conducta humana, y por tanto solo me arrogo el poder de juzgar la mía propia. 

            Y tras esto, me podría preguntar porqué tengo tanta suerte en la vida, porqué soy tan afortunada. Y quizá alguno se extrañe de esta afirmación en este momento de mi vida tan difícil. Pero si, me siento total y absolutamente afortunada, por las cosas tan buenas que tengo en la vida, a pesar de los pesares. 

            Como venía defendiendo más arriba, creo poder decir que, porque me lo merezco, ¿no? Lo malo, la enfermedad y el dolor, es por una mezcla de disfunciones fisiológicas… que hay que afrontar y tratar, porque es lo que tengo. Pero lo bueno, lo bueno hay que celebrarlo y felicitarme por ello.

            Y ¿qué es? Bueno, una vida maravillosa, con un compañero que me quiere, al que amo, y que es mi mejor amigo, nos cuidamos mutuamente en todos los ámbitos y hemos formado juntos una maravillosa familia, con dos hijos adolescentes que traen muchas alegrías.  Unos padres y una hermana maravillosos…

Un trabajo del que, aunque ahora he tenido que abandonar temporalmente, me siento profundamente orgullosa, y que me llena cada día, nunca me canso de aprender ni de superarme y me siento una persona plena cuidando de los pacientes, y de las actividades científicas de las que tengo el honor de ocuparme. En general, he tenido suerte infinita con mis compañeros, y me han traído grandes alegrías. Un camino que apenas acabo de empezar.

Una buena vida, en muchos sentidos…

Otra pasión, esta, escribir, que me permite canalizar lo mejor y lo peor de la vida en un arte noble y satisfactorio. 

Y unos amigos… a los que amo, con todo mi ser, y que me responden siempre en los buenos y en los malos momentos. En mi último post dije que me siento sola, y ese día mi casa fue un tren repleto de felicidad. Amigos buenos de toda la vida y de no tanta, pero que me llenan el corazón y la vida de agradecimiento, y a los que adoro querer y cuidar; a los que la vida cambia, pero que permanecen en lo importante, inalterables, y a los que quiero por lo que son y sienten en cada momento vital. Vosotros sabéis quienes sois y lo que os quiero, pase lo que pase, nos veamos más o menos.

Unos amigos que me acompañan hasta en los peores momentos y ríncones de mi vida, como mi amigo Blas… al que no tengo palabras suficientes para expresar mi gratitud por su acompañamiento en todo el camino y sobre mi rubia ya no tengo ni palabras. 

Mentores que se transforman en familia, como me han demostrado este mismo fin de semana… Compañeras que se han transformado en hermanas y amigas para siempre… Maestras escolares que te siguen acompañando en tu camino.

En definitiva, creo que me he ganado todas las cosas buenas que tengo en la vida, pero son tantas que a veces… tengo la tentación de pensar en la suerte… En mi vida sigue ganando la luz.

Amo mi vida, y si, amo ser como soy. Pese a todo, por todo.