Se define la esperanza en Real Academia Española de la lengua, como el estado de ánimo en el cual se nos presenta como posible aquello que deseamos; para los cristianos, católicos o no, la Esperanza es una de las tres virtudes teologales, por la que se espera que Dios salvador de a los hombres los bienes que ha prometido.
Esperanza es mucho más… la fuerza de espíritu la mantiene la esperanza, es la que te ayuda a que nunca decaiga el ánimo, a que el aliento no falte ni en los peores momentos.
La esperanza es la sonrisa de esos niños que felices ríen bajo la lluvia, sin miedo, sin complejos, sin nada más que felicidad. Mirar esa sonrisa de felicidad, eso es lo que da la esperanza… para vivir para luchar en las peores batallas sin dejarse llevar nunca por el desaliento, sin perder la sonrisa que nos mantiene vivos, porque la vida sin alegría y sin esperanza, es una vida vacía.
Esperanza es maravillarse por las cosas que la vida nos da, a pesar de todas las que nos quita, porque la esperanza nos ayuda a aprender que aunque parezca que la vida a veces quita mucho más de lo que da… eso es falso. Esos rayos de sol con los que cada día nos despierta la vida, o esa lluvia que llena nuestros pantanos y hace nuestra tierra fértil, y que nos acompaña al trabajo, o a la esperanza de encontrarlo.
Ese roce breve, ese beso de la persona a la que amamos… esa sonrisa, o ese abrazo agradecido de nuestros hijos, o ese sentirlo dentro de las embarzadas, o esa espera de la llamada que los traerá a casa de los adoptantes, todo eso son esperanzas… bellas esperanzas.
Muy a menudo la esperanza trae frustración, y es sumamente fácil dejarse arrastrar por ella… más sencillo que no hacerlo, desde luego. Tirar la toalla, es desde luego, lo más fácil del mundo, pero tampoco es de cobardes hacerlo. Muchas veces la situación te desborda, y te derrumbas sin poder evitarlo.
Pero cuando eso pasa, cuando te derrumbas, has de levantar la cabeza, y mirar lejos de ti, de tu desgracia, por un instante, y observar una flor, fijarte en una caricia, en una sonrisa o un rayo de sol, un proyecto que te atrajera… cualquier cosa, cualquier guiño es capaz de devolver la esperanza, ganas de vivir.
Cuando la enfermedad te puede, la inactividad te aísla, el amor se rompe, o la vida te castigue, te despidan, se rompa el amor, la amistad… date la vuelta y mira a tu alrededor, porque simple hay una solución a tu problema. Al fin y al cabo cada cara tiene su cruz, y por muy grave que sea la tormenta baila y ríete, porque entonces todo será de otro color, menos gris.
Cuando la enfermedad te golpee, piensa que no es un castigo, que incluso en el peor de los casos estás vivo, y puedes seguir disfrutando del sol, de la lluvia y de la comida, de tantos miles de placeres que la vida nos ofrece y la bruma de la desesperanza no nos permite vislumbrar.
Sino puedes correr, anda, si no puedes andar rueda, o cojea a ritmo del tango, busca el ritmo a tu vida y haz que aquello que la vida te permita hacer te llene los vacíos que otra cosa te dejó. Nunca le cierres la puerta a la esperanza, porque esta llenaré tu existencia de algria
¡Baila bajo la lluvia!