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MI BALANCE DEL 2018

Hola «yo»:

¡Feliz 2019 a todos!

Esto que va a empezar es mi balance del año que acaba, como cada año, deseo que se acabe; como las Fallas, que se queman el día 19 de cada marzo, para empezar de cero. No confundamos, sé que no es desde cero, pero es una especie de conjuro a las malas experiencias del pasado.

Enero empezó igual de mal que terminó 2017. Con dolores insoportables, pero ya sin miedo a un desenlace fatal para mi pie. Un año más tarde, aun lo miro, mi pie, y me parece increíble que esté ahí y que no me duela. Me tomé el cambio de año como un punto de inflexión y así fue. Gracias sensei.

Cabe señalar también que lo acabé con mis amigos, cómo presumiblemente acabe este mañana. Fue una noche divertida, pero rara…c on fugas nocturnas incluidas. Dormimos dos noches en el hotel, fue una previa larga, muy larga. Me encantaba.

Aunque me dolía mucho el pie, había que seguir con la vida, y me fui al circo con mis pequeños, y lo disfrute mucho, sus risas no tienen precio… prefiero esto a que se pasen la vida pegados a una pantalla.

Poco a poco mi pie fue sanando y para Febrero, a finales ya me fui a Madrid al Congreso Nacional de Heridas, a aprender mucho, a dar una ponencia y a encontrarme con amigos. Además compartía mesa con mi marido y con Antonio… ¿qué más se puede pedir?. ¡Ah, claro! Compartir tiempo con Federico me hizo conocerlo mucho más y seguir construyendo una bonita relación basada en el respeto, el trabajo y el cariño. Gracias por traerme personas tan buenas

 

En Marzo, y entre preparativos de la inminente Primera Comunión de mi pequeño, llegaron los Cumpleaños de mamá y el pequeño saltamontes…, las Fallas, porque claro, una tiene alma fallera. Disfruté como nunca y como siempre en la Falla de mis amores, Marqués de Caro, donde toda la familia estamos felices. Aunque mi situación aún no daba para desfilar, sí que pude ir acompañando, y rendir respeto a la Geperudeta.

Un paréntesis necesario en este 2018, es recordar los meses que ayudé a Amparo en METTA, que fueron muy felices en mi vida. Ahora por algunas razones, ya no lo hago pero, estoy inmensamente agradecida por la experiencia. Sabe que estoy a su disposición.

Abril, fue el mes de las Vacaciones de Pascua, del cumple de papá, de la sorpresa de Ana Albiol para mi amiga Silvia, y de la cena en Ricard Camarena. Son todo recuerdos del corazón, que siempre llevaré conmigo. En Abril también fue el taitantos cumpleaños de mi madre, que fuer como siempre un bonito día en el que compartió muchas anécdotas divertidas con nosotros, mi madre tiene un talante muy reservado, pero ese día reímos sin poder parar.

Mientras todos los meses pasan, yo no he parado de estudiar, ni de dar tutorías en la Facultad, ni de preparar mi doctorado.

Mayo, fue el mes de las Comuniones, sobre todo la de Jorge que fue el 5 de mayo, disfrutamos mucho del día más importante, y él fue feliz con toda la gente a la que que quería. Celebramos en San Alberto Magno, con Don Jose, Pepe para mí, párroco de allí y de El Armelar, mi colegio, por lo que conozco a Pepe desde los 4 años. Adoro a este hombre que llena la Iglesia de gente Joven, porque es pura vida y empuje. Gracias Pepe.

También hubo más comuniones en mi familia, y nos fuimos hasta Jávea a celebrar. Me encanta celebrar fiestas que unan a mi enorme y bonita familia alrededor de una mesa. Y también a Viver a otra comunión de Amaia, otro gran día, junto a grandes Amigos.

Junio… fue un mes de despedidas, del curso, y de los viajes de fin de curso, de despedida de la Cátedra Hartmann de Integridad y cuidado de la piel; del 50 cumpleaños de mi enorme amiga Encarna, que también sirvió para reunir a mucha gente querida… Y del viaje familiar, este año Tenerife, antes de los contratos de Verano, donde buscamos ver mundo pero sobre todo, disfrutar de la familia a tope sin la distracción del día a día.

Y Julio llegó… con contrato, Soneja, uno de los veranos más felices y con el mejor equipo del mundo, os guardo a todos con cariño en el corazón, como un tesoro inmenso. Loli, Javier (con quién además, hice mi primera guardia en Segorbe), Cristina, Ferran, Teresa, Pilar, Marelis Triana, Ana, Mario y Charo, Carol… y Luis, de quien tanto he aprendido, fueron casi dos meses magníficos.

Fue el verano de mi 15ª aniversario de boda con el mejor hombre que imaginarse pueda. Doy gracias todos los días por encontrarme con él, y porque la vida nos haya unido en un proyecto de vida tan bello.

También el verano es, época de ver a personas que nunca ves, como a mi prima o más que hermana, María y de tocarle su barriguita, que contenía al precioso C., que nación hace muy poco en un lejano país, y por el momento he de conformarme con babear con sus fotos.

A Mile y Audrius, que viven ya, demasiados años lejos, y lo que te rondaré, y que vienen en verano a España, con Daniela y los gemelos, y vivo momentos que atesoramos en nuestro corazón hasta el año siguiente. Como un bien preciadisimo.

Y naturalmente, verano es, El Toro, amigos y familia, convivencia 24/7, comida, charla y fiesta, momento también para guardar para siempre, desde aquellos momentos de la infancia. Peña «La Jaima» y todos sus componentes, os quiero un montón.

Y con septiembre llegó, como no, el fin del verano y el final del contrato; «mis vacaciones forzosas», el inicio del curso y la actividad ordinaria, la paella de «La Albiol», y mis primeros seminarios en la Universidad, como no, de úlceras.

Y llega Octubre, y si me permitís me salto ese mes, porque para mi fue una pesadilla, y la mitad de noviembre. Pero gracias al cielo, algunas pesadillas acaban en dicha, y como dije en mi Carta a los Reyes, he podido celebrar mi Navidad con toda la familia.

Ahhh ¡en Noviembre me operaron! Y ahora ya, y de momento estoy a tope con mi mano derecha, esperamos que siga así.

Y fui tía de C. en la distancias transcontinental, que ganas tengo de abrazarlo por favor.

En Diciembre ha venido más trabajo, la solución a muchos problemas empresariales, y más, momentitos en familia. También fui madrina de Ginebra, una preciosa bebe, hija de una amiga del alma, que también estuvo muy muy malita, pero ahora la sonrisa vuelve a brillar en sus ojos, y todo ha pasado…

Por ello, diré que 2018 me ha traído muchas cosas, muchas dichas pero también mucha pena. Solo le pido al nuevo año, que recuerde que hemos agotado ya la pena para un par de años.

Feliz año a todos, que la vida os traiga mucha felicidad.