Menú
Buscar

Por si te sirve

Quizá, solo quizá, estás cansada.

No de lo evidente, sino de sostenerlo todo en silencio.

Por sostener la incertidumbre. Sostener lo que no entiendes y no puedes cambiar. Sostener el miedo a quedarte sola con todo lo que no te permiten gestionar.

Y por si te sirve, no eres la única. Yo también estoy ahí.

Quizá solo quizá estes cansada, ya no del ruido externo.

Sino de esa fatiga que no se ve: la de sostener el día entero con las emociones a cuestas, la de apretar los dientes cuando todo tiembla y fingir que está bien.

La de no dejarte caer porque crees que la obligación de sostener ese mundo que se tambalea es tuya, y porque crees que a pesar de toda tu tesón, pulcritud, organización y esfuerzo, nada acaba de funcionar

Y por si te sirve, no estás sola en eso.

Yo también soy esa mujer que, sin darse apenas cuenta llora por la desidia que la rodea, a la que se la llevan los demonios del inconformismo y el deseo de darlo todo, por arreglar algo que, seguramente no esté en mis manos solucionar, porque no es en mis brazos donde se guarda la solución

Quizá, solo quizá, no te da miedo que te echen del trabajo, sino que, en mitad del caos, de repente veas que no puedes más.

Quedarte sin reconocimiento, sin rumbo, sin nadie a quien mirar a los ojos al final del día y sentir que todo esto vale la pena.
Pero, por si te sirve no estas sola

Tienes miedo de estar haciendo lo correcto y que no sea suficiente tu esfuerzo

Tienes miedo de darte entera y no ser vista.

Y por si te sirve, ese miedo no te hace débil. Te hace humana.

Quizá, solo quizá, lo que más te descoloca no es la carga, sino la inestabilidad.

La sensación de que nada es firme, de que cualquier cosa puede cambiar sin previo aviso. Que ese mundo deja de temblar y cuando te confías, el temblor vuelve más fuerte

Y tú ahí, dando lo mejor, mientras el suelo se mueve bajo tus pies.

Y por si te sirve, esa angustia no se combate con más fuerza, sino con más verdad.
Con el reconocimiento de lo inevitable, aquello que ya se escapa de tus opciones.

Pero no te rindas porque la salida está ahí, cerca, porque con tesón siempre se encuentra, hasta en la más profunda desazón y oscuridad, entra una brizna de luz que te guía en el camino de baldosas amarillas, y encuentras la salida a ese problema. Todo es cuestión de tiempo como bien dices.

Quizá, solo quizá, te duele el alma, esa tan deseosa de perfección que guía tus pasos, por mucho dolor que tengan tus pies. Pero te lo callas.

Porque hay una lista de tareas y responsabilidades que no entienden de emociones.

Y porque, a veces, tú misma tampoco sabes cómo explicarlo.

Te gustaría que alguien te vea y te abrace sin preguntar nada.

Y por si te sirve, no estás fallando. Estás sobreviviendo.

Quizá, solo quizá, lo que más duele no es lo que falta, sino lo que se cae de repente, sin que hayas podido hacer nada para evitarlo.

Eso que construiste con esfuerzo, y que otra persona desarma con una decisión ajena, que se toma desde un despacho desde dónde apenas se ve el sol, y desde luego no la realidad de tu día.

Y por si te sirve, eso también me pasó, sobreviví. y luego reconstruí.

Quizá, solo quizá, has aprendido a vivir con esa incomodidad constante. Y por si te sirve, no hace falta romperse para necesitar ayuda.

Quizá, solo quizá, te cuesta encontrar silencio. No fuera, sino dentro. Porque tu cabeza va rápido. Porque la ¿culpa?, la exigencia y el miedo no te dejan en paz.

Y por si te sirve, la paz no siempre llega con meditación. A veces llega con una conversación. Con una mano o quizá, solo quizá con una carta como esta.

Quizá, solo quizá, amas mucho. Y lo haces sin nombre, sin etiquetas, sin calendario.

Amas a tus amigas nuevas como si fueran hermanas de otras vidas. Te entienden sin que digas nada. Y tú las entiendes a ellas desde un lugar que no sabías que existía. Y por si te sirve, eso también es amor, aunque no tenga forma de pareja.

Aunque no se celebre en aniversarios.

Quizá, solo quizá, aún te cuesta aceptar que alguien nuevo pueda habitar un lugar tan grande en tu vida. Porque piensas que los afectos deben ganarse con los años. Pero luego llega alguien, y te mira de una forma que lo cambia todo y te hace sentir en casa y te hace sentir suficiente.

Y por si te sirve, no hay jerarquía entre los vínculos cuando todos vienen del alma.

Quizá, solo quizá, tienes miedo a la soledad.

Y por si te sirve, el amor que salva no siempre duerme en tu cama veces te abraza desde una silla del trabajo, desde un mensaje breve, pero oportuno, de una llamada inesperada que te hace sonreír, por esa especie de brujería que hace que, repentinamente una vieja amiga te llame cuando más lo necesitas o que haga click en una tecla que abre tu corazón como una concha de ostra. Y eso también es compañía.

Quizá, solo quizá, has callado durante tanto tiempo que ya no sabes cómo empezar a hablar.

Quizá, solo quizá, alguien te quiere de una forma que no sale en las películas, sin fuegos artificiales, sin palabras grandes, sin amor romántico, ni sexual, pero con una lealtad que sostiene el mundo.

Amas estando, amas escuchando, amas quedándote cuando todo arde. Y por si te sirve, eso también es amor y no lo hay más puro Quizá, solo quizá, te has encontrado con alguien —o con varias personas- con las que es tan fácil estar, que parece que llevas toda la vida a su lado.

Aunque hayan llegado hace poco. no es que vengan a sustituir a nadie, sino que traen algo que tu alma reconoce. Y por si te sirve, esas personas también son hogar.

Como dijo Rafael Cavaliere, las personas más valiosas son las que están todos los días, las que no solo quieren un viernes sino también un domingo. R.C

Quizá, solo quizá, te preguntas si esas amigas nuevas pueden valer tanto como las de siempre. Y por si te sirve, yo aprendí que el tiempo no mide la importancia. Lo que importa es cómo te miran, cómo te cuidan, cómo se quedan.

Las de toda la vida y las de ahora. Todos valen. Todos cuentan.

Quizá, solo quizá, nadie te ha dicho últimamente que lo estás haciendo bien. Y por si te sirve, te lo digo yo.

Lo estás haciendo bien.

Con todo lo que te pasa por dentro, con todo lo que no dices, con todo lo que no se nota, pero pesa. Y si un día no puedes más, aquí estoy, pero nunca para darte consejos, sino únicamente para recordarte que no vas a estar sola, que muchas veces estuve al borde del abismo y me temblaron manos y piernas.

Por eso ahora, que te hablo desde la paz, se lo mal que se pasa donde estas tu.

A veces solo hace falta ser escuchada. Y tú también mereces eso.

Quizá, solo quizá, no lo has contado todo por miedo a parecer exagerada.

Pero no lo eres. Estás en un mundo exigente, rápido, que no da tregua. Y ademas tu eres la que más se exige a si misma, sin ninguna duda

Y sigues aquí, despierta, honesta, amando.

Y por si te sirve, eso ya es admirable.

Quizá, solo quizá, ya no lloras. No porque estés bien, sino porque te has hecho experta en aguantar.

Y por si te sirve, también se aprende llorando de nuevo, siin vergüenza ni culpa. Como quien riega una parte de sí misma para volver a florecer, o a tener fuerza, o a recuperar energía…

Quizá, solo quizá, lo estás dejando todo para más adelante.

La pausa o el descanso, la conversación pendiente o incluso tu propia voz cansada quizá, ver las estrellas o bailar con libertad. Bailar quizá con la luna, o hablar bajito con quien te rodea. O rodearte de tu gente, simplemente para estar en ese silencio cómodo que no pide nada

Y por si te sirve, hoy hablo porque ya no lo dejo para la próxima. Porque he entendido que si no me escucho yo, no siempre lo hará el mundo. Y yo ya no quiero llegar tarde a mí.

Quizá, solo quizá, nadie te ha dicho últimamente que lo estás haciendo bien. Y por si te sirve, lo estás haciendo.

Con todo.

Con lo que cargas y lo que ocultas o lo que aún no sabes cómo decir.

Y si hoy no puedes con todo, está bien. No vinimos a demostrar, sino a vivir.

Y si un día no puedes más, aquí estoy. Sin juicio ni recetas sino simplemente para recordarte que no andas sola por la vida, que tienes a una legión detrás de ti, o quizá no, pero tienes soldados que darán su vida.

Solo para recordarte que hay días mejores pero mientras llegan, nos tenemos unas a otras.

Yo también fui la que callaba, la que aguantaba, la que sostenía a todo el mundo.

Hoy ya no me duele, ni el cuerpo, ni de momento, la vida; estoy en paz, porque tengo amigos que son hogar y una vida que lejos de ser perfecta, me abraza calurosa y eso pienso disfrutarlo mientras dure

Y por si te sirve, todo eso también es posible para ti.

Y cuando lo vivas, escríbelo también.

Díselo a alguien. Deja la puerta abierta. Porque lo bueno, cuando se comparte, se vuelve aún más real.