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CON EL CORAZON EN LA MANO (I BIS)

Ahora resulta que un capullo dice una cosa que, a lo mejor forma parte de una ley, que a lo mejor se modifica. Arde España, una no puede hablar sin alterar ánimos. Unos te llaman franquista, otros te llaman reaccionaria y ninguno se interesa realmente de cuales son tus    motivos reales, empeñado en encasillarte en uno u otro bando. O vas conmigo o vas contra mi.

Que lástima, Dios mío, que lástima tan grande… jamás pensé que esto se diera en esta España nuestra tan pronto.

Aqui todo es blanco o negro. No se admiten matices de gris. Y el mundo es un conjunto infinito de marengos y de vivos colores también. Cada persona es diferente a la de al lado y esto es lo que hace del mundo algo tan bello.

A mi me gusta ser como soy, enferma y todo; doy las gracias por haber nacido yo… pero hay días en las que me da la sensación de que soy marciana.

Marciana en un mundo donde la gente se consuela por tener a alguien enfermo en su familia, y aunque dice quererlo con toda su alma, le gustaría haber podido no tenerlo. Un mundo donde la gente afirma ser súper liberal con el «fenómeno homosexual» pero daría un brazo porque su hijo no lo sea.

Un mundo donde todo la gente dice que me expreso muy bien, pero donde últimamente nadie me entiende.

Ultimamente me da la sensación de estar en un carrusel diabólico, de estos de película de miedo. Una parte de mi quiere bajarse porque está aterrorizada allí arriba… en vez de caballo hay demonios de siete cabeza que quieren arañarte digas lo que digas; quiero bajarme y correr junto a mis hijos que me esperan alzando los brazos hacia mí, una de las únicas cosas puras que tengo en mi vida.

Pero tengo miedo de bajarme porque en el suelo, y hasta salvar la distancia que me separa de ellos está lleno de minas que me pueden explotar en  los pies. Lleno de personas supuestamente cercanas que quieren darme fieros zarpazos.

Yo siempre he tenido la necesidad de agradar a los que me rodean, a los que me quieren. A veces he sido pesada y he perdido a gente que creía amiga mía. Luego te das cuenta de que no lo eran, que no me querían a mi, sino a lo que yo les daba, a la utilidad que tenia para ellos, o para ellas. Ya no soy pesada.

Ahora la moda es que como la gente está tan crispada, ya no puedes decir lo que piensas.

Y en lo más cercano… lo que está de moda es que yo me sienta sola y no pueda explicarlo, porque entonces ofendo sensibilidades. ¿Y digo yo, mi sensibilidad no se ofende? Pero tampoco puedo mostrar mi ofensa porque entonces se enfadan conmigo y yo no puedo soportar que se enfaden conmigo.

Tengo miedo a la soledad

Tengo mucho miedo… a casi todo