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CON EL CORAZON EN LA MANO (I)

Tiempos convulsos que nunca creímos que veríamos están agitando a la gente; sacando a la superficie sentimientos que aunque latentes, nunca se habían mostrado tan descarnados, como cicatrices de heridas antiguas, que se abren ante una pequeña erosión.

Pero esta egosión no va de política, ni de crisis económica, ni de dinero ni de impuestos, y mucho menos de memoria histórica. Esto va de personas porque siempre, pase lo que pase; quede quien quede; se arruine o se enriquezcan unos u otros; gobiernen unos u otros, lo que importa son las personas que tenemos al lado.

Una buena amiga mía seguro que califica este post como «We are the world», por lo… ¿cómo llamarlo? flower power de su mensaje. Bien, no me importa.

Yo tengo amigos de todo estrato social, me medio crié en un pueblo, donde aun hoy, saben quienes eran los rojos y quienes los nacionales, más de setenta años después de la Guerra Incivil Española. Es una pena que gentes tan grandes como las que hoy habitan mi querido pueblo, todavía se guarden rencor.

Tengo amigos de inclinaciones políticas diferentes, de inclinaciones sexuales diferentes, de niveles de estudios diferentes; y por supuesto de «clases sociales» distintas, tengo amigos que no creen en la educación privada y otros que se morirían por el hecho de no poder dársela a sus hijos. Con dinero y sin dinero, con poder y sin poder, mis amigos y mis «conocidos cercanos» se caracterizan por una cosa: su riqueza moral y su corazón de oro. Me encantan todos ellos, cada cual con sus matices, porque eso es lo que me enriquece a mi y al mundo.

Y por eso, me considero millonaria. Muchos pensaran que es fácil decir esto cuando se tiene dinero. Yo os contesto que quizá es fácil condenarme por tenerlo.

Yo busco otras cosas en la vida, porque no todo es dinero en ella. Yo daría todo por tener salud, por no tener un déficit en un factor de coagulación y no tener siempre que estar superándome a mi misma, superando obstáculos. Por no tener que ganarme el respeto de la gente ni tampoco tener que superar «la lástima» que les produzco.

Yo soy una persona que tiene muchos defectos, la enfermedad no es uno de ellos. Gracias a Dios no es un cáncer ni una ELA, ni ninguna otra enfermedad degenerativa.  Pero es una putada (siento usar este término) potencialmente mortal y asquerosamente limitante. Lo malo que tiene son dos cosas, a saber; la primera es que a su alrededor se forman enfermedades y dolencias periféricas. La segunda y la más cruel es la mirada de la gente.

Ahora en España, estamos pasandolo mal, realmente mal, y eso hace aflorar lo peor de las personas, de todas las personas; vengan de donde vengan y tengan lo que tengan. Todos vivimos peor que antes.

Pero nos guste o no, esto y no otra cosa; es lo que tenemos que vivir ahora. Debemos luchar contra lo injusto pero sin perder el norte. A mi la vida me ha enseñado a relativizarlo siempre todo.

Intento superar cada día los prejuicios de mis familiares hacia mis propias posibilidades, a veces me he dejado arrastrar por su derrotismo, pero siempre he vuelto a levantarme. He dejado atrás a muchas personas que solo veían en mi a esa pobrecita enferma, no me interesan. Cada logro que he conseguido, cada paso hacia mi independencia, hacia una vida normal, era y es, un gran triunfo.

Os sorprenderia la cantidad de personas que se llaman mis amigos que no creen en mi, no les guardo rencor, bastante pena tienen al ser tan cortos de entendederas; también los ha habido y los hay que piensan que les debo algo porque pese a todo son mis amigos… lo que no mereces ni comentario; y también los que opinan que nunca llegaré a nada.

Lo que fascina es que en la vida de esas gentes, muchas veces reina el más absoluto de los vacíos, su vida que creen perfecta está hueca completamente, de valores y de proyectos. Se dejan arrastrar por lo que tienen que hacer y no piensan en lo que tienen, ni en si es bueno o malo, solo viven sin cuestionarse nada más. Las cosas son, porque así tienen que ser.

Otros más mayores (pero no tanto) creen que lo que ahora tienen no solo no se lo ha regalado nadie, sino que además lo han ganado ellos en la lucha social contra Franco y sus ad lateres. Que pueden ser de derechas y creerse progresistas o de izquierdas y liberales, porque para eso lucharon, y su puesto de trabajo es suyo por derecho, una vez lo ganaron y es suyo para siempre, o aunque no sean funcionarios públicos, ellos un día fueron contratados y eso es inamovible. Que el llamado estado del Bienestar es inmutable, porque nos pertenece por derecho. No hay derecho ni posesión, ni estado inmutables.

Señores, en esta vida, nada es para siempre, nada es inmutable, y las cosas hay que lucharlas y mantenerlas día tras día, tras día, hasta que nos muramos, habiendo intentado dejar un poco el camino fácil al que viene detrás.

Cada cual ha de luchar con todas sus armas por lo que cree y por lo que cree suyo, día a día, no me cansare de repetirlo jamás.

Yo lucho día a día por mantener a raya los derechos que la gente me quitó por el mero hecho de estar enferma, tales como la autoestima, la independencia, el derecho sobre mi cuerpo, el de hacer cualquier cosas que el mundo vería normal. Además me preocupo por la gente a la que quiero, para que estén bien para que sean felices. Solo quiero vivir, en un mundo donde la gente no vuelva a insultarse por la calle o por las redes sociales.

Los que por una razón u otra somos diferentes, hemos de tenerlo claro y luchar por no serlo, por ser igual que los demás. Pero no iguales que los demás que se gritan y se insultan, sino por los que analizan y con las armas que deben usar, luchan unidos por una causa común, que al parecer es el bienestar de todos, ahora que vienen muy mal dadas.

Aprendiendo a relativizar las cosas, se aprende que no todo es malo ni bueno. Solo hay que trabajar con el material que tienes en las manos, que a veces mejor y a veces peor es el que tienes y con eso has de seguir avanzando. A lo mejor no te sale lo que tu pretendes, pero si algo muy bueno, y siempre susceptible de mejorarse.

Aprender a vivir cada vez con lo que se tiene nunca es fácil, ni siquiera cuando has nacido sin la mayoria de las cosas que se ven como naturales. Pero eso es lo que nos hace crecer como personas, el hecho de no tenerlo todo.

Con el corazón en la mano os digo, de nada vale amargarse o insultarse, o llorar amargamente por lo perdido, ni tener envidia de lo que tienen los demás (a lo mejor son mucho más miserables de lo que podemos imaginar); lo que debemos hacer es todos juntos, idear y llevar a cabo un nuevo proyecto de un mundo mejor.