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Cuando el globo se desinfla

Aquí estoy, de nuevo, un mes después y aún confinados, cuando creíamos que se iba a levantar un poco el pie del freno, resulta que, contra todo pronóstico nos mantienen encerrados.

Cierto es que, nosotros como sanitarios que somos, no estamos precisamente confinados, pero el trabajo es extraño, tenso, triste… tardamos mucho en vestirnos, y en ponernos y quitarnos los EPIs… es todo como mucho más farragoso; y a mí que adoro el contacto tanto físico como visual con el paciente, me resulta muy difícil trabajar así…

Aún así el trabajo de este pasado mes, me ha hecho reencontrar a compañeras maravillosas… gracias Puerto I.

Y así las cosas, cuando veo ciertas imágenes de descerebrados en corrillo se me llevan los demonios.

La gente está cansada, de estado de alarma, de policía en las esquinas, y de horarios de supermercados, de no poder ver a sus familiares y amigos, de tener horarios hasta para… (mejor me guardo la barbaridad que iba a decir), y de que nos estén diciendo que vamos a salir de esta juntos. Si bien es necesario que todos hagamos esfuerzos, cuando vemos que los de «arriba» no saben lo que hacen y funcionan a bandazos, se nos desinfla el globo… Todos realizamos (unos más que otros, pero todos…) un esfuerzo ímprobo por superar esta prueba que nos han impuesto, y los que nos dirigen, al parecer, no hacen ninguno.

Los españoles necesitamos contacto con los demás, y eso dificulta el entrar por fases a esa mal llamada «nueva normalidad» porque, la gente no quiere una nueva normalidad, quiere la de siempre.

En Valencia, todos los indicadores, las cifras, nos eran favorables y sin embargo no hemos pasado de fase… las ansiadas visitas tendrán que esperar, no se sabe cuanto tiempo más, porque vivimos en constante incertidumbre. Y eso es lo que mata…

Pero yo vengo a hablar de positividad, de esperanza dentro del maremoto, y de globos que siguen hinchados a pesar de los pinchazos.

Porque si bien no se sabe cuanto tiempo, al final volveremos a abrazarnos, a quitarnos las máscaras y a bailar con nuestros vecinos, nuestras familias y nuestras personas hogar, con amigos y compañeros de fatigas.

Volveremos a viajar, a sentir el aire en nuestras caras, y como optimista infatigable aunque con un pie en la tierra; creo que habremos aprendido a que las cosas no existen porque sí, y las apreciaremos en su justa medida, abrazaremos cada caricia de las olas, cada brisa de montaña, cada bocado en el restaurante.

Y los médico y las enfermeras, auxiliares… toda la marea blanca; dejaremos pronto de ser algo que nunca quisimos ser, héroes. Pero os pido que no os olvidéis de nosotros, de nuestros contratos basura y de nuestras condiciones de trabajo. De que estamos para sanaros y acompañaros, para cuidaros; pero también queremos que alguien nos cuide a nosotros.

No puedo dejar de recordar que hoy es el día Mundial de la Enfermería, en el Año Internacional de la enfermera, seamos todas un fiel reflejo moderno y con evidencia, de aquella Florence Nightingale, la dama de la lámpara. Felicidades a todas y a seguir cuidando como cada día. Cuidemos y Cuidemonos.

Yo por mi parte estoy deseando quitarme la mascarilla y sonreír mirando a la cara a aquel que requiera de mis humildes cuidados

Y miraremos con otros ojos a los que trabajan y han trabajado sin descanso para nuestra seguridad, y nuestro alimento, sonreiremos a policías y dependientes de supermercados, y a esos maestros que han defendido la educación de nuestros niños. Iremos a comprar a pequeños negocios para levantar nuestra economía tan maltrecha… y todos juntos saldremos de aquí.

Durante la cuarentena hemos aprendido cosas muy valiosas, no las desaprendamos al volver a la normalidad, por favor. Solo os pido eso…

Pido eso y abrazar pronto a la gente a la que amo.