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CUANDO QUIERES… Y NO TE DEJAN

Puedes…, y quieres, tienes dificultades que a menudo pueden parecer insalvables. Te caes una y mil veces, y te vuelves a levantar, una y mil veces. O dos mil. Porque tienes que luchar con un cuerpo que no tiene fuerza para acompañar a tu fuerza mental, y has de luchar contra él. Has de luchar también contra la gente.

¿Qué gente? Aquella que se empeña en señalarte como «una enfermita deprimida» ¿No serán ellos quizá quienes proyectan en mi sus debilidades?… Yo soy más fuerte que la mayoría, si, es cierto, pero no es por echarme flores, que va, ojala no tuviera que haber aprendido a ser fuerte. Ojala… hubiera sido una persona normal.
Pero la enfermedad que me acompaña es lo que me ha hecho lo que soy, débil fisicamente cierto, pero mil veces más fuerte que la mayoría del mundo. Y sobre todo más fuerte que todos aquellos que desde la supuesta superioridad que les otorga estar sanos, se atreven a proferir exclamaciones como «pobrecita» 
No hay mayor ciego que quien no quiere ver, y he demostrado una y un millon de veces que mi corazón, mi fuerza, mi generosidad y mi inteligencia, superan con creces a aquellos que se creen superiores a los enfermos.
Y estoy orgullosa de lo que soy, porque he sido capaz de ser. Ser independiente, mal que les pese a mucho; ser querida, mal que les pese a otros o a los mismos. Y además ser querida, a pesar, de estar enferma, sin ser digna de compasión, porque no conocen mis circunstancias, sino solo mi espíritu. 
Toda esa gente, cuando la vida les pone a prueba, todos, se derrumban, a mi cuando la vida me pone a prueba, me crezco… ¿por qué quienes son ellos y quien es la vida para decirme lo que tengo que ser, lo que tengo que hacer o cómo he de sentirme? Solo yo tengo esa venia, los demás, salvo tu amor mio, si alguna vez la tuvieron, la perdieron hace tiempo… y para siempre.
Cuando te derrumbes yo estaré a tu lado, sólida, como una roca. Cuando yo me derrumbe…no lo verás
…A quién pueda interesar