«A perdonar solo se aprende en la vida cuando a nuestra vez hemos necesitado que nos perdonen mucho»
Jacinto Benavente
Eso así, planteado está bien dicho, bien traído que diría aquel… ¿pero qué pasa cuando la soberbia o la ignorancia o el egísmo te impiden ver en tu interior los errores cometidos? Impiden incluso reconocerlos cuando los demás te los muestran y los prueban.
Porque tu no has sido, porque no es posibles, que tu, hayas hecho eso tan horrible de lo que te acusan… serán imaginaciones del que me señala, a lo peor, está loco, o tiene trastornos de personalidad, u obsesivo compulsivos…
Porque yo… bueno, supero la perfección, estoy hecho/a para triunfar y todo lo que hago es lo que hay que hacer…
Piensa eso el corrupto, o el asesino, o el que mata por un bien mayor, o los ideologos del 11 de marzo, de septiembre, los jefes de ETA o Sortu…; también aquellos que humillan a los demás por creerse superiores a los ellos, también los mentirosos o los ladrones, los que abusan de su poder, o se ven tan encumbrados que ya no recuerdan de dónde vienen.
Pido perdón, no por mis pecados, sino por el daño que mi comportamiento haya podido suponerle a alguien…, pido perdón por no saber ver mis taras, mis fallos y mis carencias.
…Solo le pido al mundo que pida perdón, porque esa humildad le hará sabio…
Hermanos que se odian, amigos que destierran a otros amigos, amigos que no saben perdonar, ni que dan la oportunidad de que les pidan perdón porque no dicen aquello que le han hecho de malo.
Pensad que a lo mejor «el hacedor» del daño no es consciente de haber hecho daño, por eso y apesar de pedir perdon no soy sabia, ni posiblemente humilde, solo intento ser mejor persona…
