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Envidias, secretos y humanidad

Este blog va de enfados… si, si de enfados. Pero no os voy a relatar si estoy enojada con alguien en concreto; ni siquiera con una situación en concreto que le haya acaecido a mi persona. Para ser absolutamente sincera, estoy en un periodo tranquilo, de reflexión y de descanso físico. Pero mi situación particular, al ser un poco compleja, la dejaré para más adelante.

Esta semana en mi Instagram personal, publiqué varias reflexiones, como sin duda seguiré haciendo. Pensamientos y opiniones que no versaban sobre mi persona, ni sobre situaciones que me afectaran directamente. Y yo no sé sí; y este es un motivo de enojo; las personas nos hemos acostumbrado a consumir imágenes de forma compulsiva y a leer la posible reflexión en diagonal; pero tendemos a atribuir cualquier reflexión, leída de forma rápida, a la persona que la emite; pese a que literalmente, diga que no es sobre ella misma.

Decía así,

“AVISO IMPORTANTE A NAVEGANTES ALARMISTAS. ESTO no va de mí. O quizá mañana si. Esto VA DE TODOS. Nadie puede saber lo que pasa en la vida de los demás. A no ser que nos lo cuenten; y aun así, nadie lo cuenta todo. Aunque nos parezca que conozcamos a una persona de toda la vida; por ser un colega, un vecino, un compañero de trabajo, o peor aún, de las redes sociales; nadie muestra su vida entera. Mostramos una pequeña parte, una parte ínfima, que no es, ni por asomo, muestra fiable de un todo. ¿Cómo nos podemos aventurar a saber cómo es la vida de una persona? No tenemos ni puta idea. Y podemos causar problemas, plantar semillas negras. ¿Acaso nos gusta a alguien que se metan en nuestras vidas?. Creo que la respuesta es no. ¿Por qué entonces nos atrevemos, a ser jueces de las vidas ajenas? Que vida más triste y vacía. Esto va por todos y por nadie en particular. Pero la vida es demasiado corta para meternos en la supuesta “mierda” ajena. Una sugerencia, parate a mirar la tuya, que seguro que huele a todo menos a colonia. Igual si te decides a limpiarla, eres más feliz, o no, quien sabe (…)”

Y añado ahora más aún… algo más triste y mezquino si cabe… el juego del teléfono roto llevado a su versión más pérfida. Nos llega un rumor, sin visos de prueba o credibilidad y se permiten añadir hechos de su propia cosecha agrandando la mierda hasta inimaginables límites, dignos de los guionistas de “Dinastía” después de ver “Sálvame” o “La isla de las tentaciones”. 

Pero lo que yo me pregunto es lo que ganamos con todo esto, con el hecho de gastar el maravilloso tiempo de nuestras preciosas y finitas vidas en inventar o divulgar las mierdas ajenas. En observar interesados los programas de tele basura, dónde enseñan, tergiversan y exageran las miserias de los “famosillos, famosos o advenedizos varios”. Porque el triste motivo de esos “tele mierdas” o redes sociales mierda; está meridianamente claro: ganar audiencia. Lo triste es que lo consiguen. Lo más triste aún es que traslademos la “tele mierda” a la vida cotidiana de los seres humanos que nos rodean.

Yo, que soy una soñadora que no deja de desear con todas sus fuerzas, mejorar el mundo de las personas a las que estimo, en mayor o menor medida; y que con los años, cada vez me muestro más “buscadora de verdades”, y con escoba de brujita, me dedico a barrer la mierda que se vierte contra mi gente; me enojo, me enfado y me frustro porque cada vez la mentira y el cotilleo más burdo, sean cada vez, parte de nuestras conversaciones. 

Fíjense que tengo la manía de encarar esos rumores, contrastarlos de forma directa, y combatirlos si son mentira. Y si fueran verdad, de intentar entender los motivos, porque somos humanos falibles, y todos tenemos derecho a errar.

Ingenua sin cuartel. Y me muestro tal cual soy… para bien y para mal, soy lo que soy. “Lo que muestran mis ojos es lo que soy (…) mujer sin más límites que los que me marca mi cuerpo, pero un espíritu sin fronteras. Mujer que saca fuerzas de sitios inverosímiles. Sin complejos y con un corazón preparado para amar”

Transparente, para aquello que no me importa mostrar de mí misma, porque, y esto ha de quedar meridianamente claro; solo yo, y nadie más, soy dueña de lo que muestro de mi vida. Y no tolero que nadie me insinúe lo contrario. 

También he de decir, y los que alguna vez me confiaron un “secreto” importante lo saben, jamás he difundido nada que se me haya contado en confianza, ni he desvelado, absolutamente nada que no pertenezca únicamente a mi persona, salvo permiso expreso. Pero pocas veces siento ni la más pequeña necesidad de hablar de los demás. 

Porque yo misma, soy increíblemente celosa de mi privacidad, y no llevo nada bien que nadie, sea quien sea, y sin mi expreso (y nunca tácito) permiso, se meta en mis asuntos, ni de salud ni espirituales ni de cualquier otra índole. Y como persona coherente que me precio de ser, lo que no me gusta que me hagan, no lo hago a los demás.

Lo que digo, escribo, enseño y relato en mi blog o mis redes sociales; es lo que quiero enseñar de lo que soy, pienso y siento; me muestro a cara descubierta en los asuntos que quiero o necesito compartir. Y no me dan miedo las consecuencias, no me da miedo el desnudo, odio el secretismo absurdo y me muero por ver la luz. Enseñar y compartir mis luces y sombras, mis miedos y esperanzas es señores míos, humanidad compartida, es cuidarme a mi misma. 

La Humanidad compartida es un concepto importante en relación a cómo se concibe a las personas y la vida. La humanidad compartida, es la creencia de que todos somos esencialmente uno y lo mismo. Puede que se confunda con la empatía pero la humanidad compartida va más allá de esta, más allá de la igualdad y más allá de la aceptación de la diferencia. Se trata de realmente conectar con aquello que nos une a todos.  Por ejemplo, todos tenemos las mismas necesidades físicas y psicológicas básicas: refugio y sustento, y estar conectados y cuidados. La humanidad compartida es un concepto que nos ayuda a entender que… El sufrimiento es una característica inevitable del ser humano,y nos une a todos. Todos sufrimos, por eso, cuando llega el momento en el cual estemos sufriendo pensar que no estamos solos puede ser de gran alivio. La humanidad compartida es nuestra conexión con el mundo, nos ayuda a entender que hay distintas situaciones que nos unen y que son más importantes que aquellas que creemos que nos separan o nos hacen diferentes. Entender lo que significa la humanidad compartida nos ayuda a entender que el dolor es parte de la naturaleza humana y a aceptar que no estás ni estarás solo. También hace que, aunque estás en un mal momento, no tengas que castigarte a ti mismo. 

Así pues y como resumen concluyente por hoy; te diré que lo que ves es lo que hay, sin trampa ni cartón, pero que hay muchas cosas que me guardo para mí sobre todo, y también, para las personas que quiero que lo compartan conmigo. Me desnudo, pero lo que no quiero que veas permanece en sombra. Que me gusta estar conectada y que no digan falsedades sobre vosotros, y por ello lucharé siempre, porque no se hacerlo de otra forma. 

Y… a modo de post data, no hay que vivir de las imágenes rápidas, hay que compartir la humanidad en el día a día. Y ¿qué mejor gesto que dedicar medio minuto a escribir tres palabras que expresen lo que esto te ha hecho sentir? Aunque sea malo, es mejor que nada.

Y próximamente hablaremos del miedo a moverse hacia tus metas y sueños, en vez de quedarnos quietos y alimentando inquina hacia lo que los demás son, ensuciando su imagen. A lo mejor si te alimenta la envidia y no la humanidad; quizá la respuesta empiece por encaminarte a andar hacia ese sueño; que os aseguro, se logra con esfuerzo incansable.