Menú
Buscar

HARTURA

Horas convulsas

, donde todo el mundo parece caerse a mi alrededor, pero casi nadie a mi alrededor sabe que estoy sufriendo; o tal vez, lo sepan y finjan que no, para que no les salpique a ellos mi desgracia.

Es muy fácil volver la cara.

Pero aquí no voy a hablar de mi sufrimiento, motivo por el cual he estado fuera de esta arena tanto tiempo.

Aquí, en este post, voy a hablar de tiempos sociales convulsos en esta particular España nuestra. Pero tampoco irá este de política, sino de ideas. Porque que una tenga ideas políticas tintadas de un color más que de otro no quiere decir nada, no nos califica como personas buenas o malas, o no debiera ser así al menos.

Pero hoy por hoy, o estás conmigo o contra mí, si eres de derechas eres un corrupto y un g… que votas a los ladrones; si eres de izquierdas resulta que eres un perroflauta o un chavista.

¿Perdón? ¿Hola? ¿hay alguien ahí que me lo pueda explicar? Las ideas políticas vienen determinadas por muchos factores vitales que van marcando tus preferencias pero no te califican de ninguna manera. Hay honrados y ladrones en ambos lados. Que no bandos, sino espacios, de desarrollo de ideas y pensamientos; de maneras de entender la vida.

Cuando alguien se me para delante la última pregunta que se me ocurre es a que partido vota; no es asunto mío, bajo ningún concepto.

Otra cosa es que no respeten mi individualidad, mi propia manera de sentir y de equivocarme, porque a veces, lo que creemos mejor, no hace sino acabar en un error garrafal, porque los seres humanos -todos sin excepción- somos altamente corruptibles.

Pero siempre equivocarse te otorga mayor sabiduría, siempre que, claro, sepas admitir que lo has hecho y no hablo de los «señores» políticos, sino de nosotros.

Y, por favor, no digo con esto que se equivoquen los que han votado ahora; que lo que se votó antes, ya se encargó el tiempo de juzgar su bondad, o falta de ella

Y entonces ya lo veo, alguien dirá que soy demagógica, palabra comodín que muchos -no todos- utilizan sin saber lo que realmente significa, cuando les indigna lo que estás diciendo. ¡Demagogia! -exclaman- ¡Eso es demagogia!

¿Qué es la demagogia?

demagogia.

(Del gr. δημαγωγία).

 

1. f. Práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular.

2. f. Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder.

Hete pues que yo no soy demagógica porque no quiero ni necesito halagos de nadie, ni soy política, ni hago concesiones, fuera de las que el amor por mis seres queridos, por mis AMIGOS, por mi familia. Tampoco quiero más poder que el que me corresponda, que para despejar cualquier duda no es ni poco, es microscópico.

Peco de excesivamente condescendiente, y no en sentido peyorativo, con la gente a la que quiero, a la que le doy todo mi ser, todo mi tiempo, sin pedir más allá de respeto y algo de amor.

Y se que, votes de azul, de rojo, de morado o de naranja, me da igual, yo te quiero a ti, que estás delante de mi y me miras a los ojos directamente, que me das la mano, o dejas que te la de yo si tropiezas.

Y lo demás… es perder el tiempo. A mi quien me robe será un ladrón del color que sea, pero ladrón. Ojalá este cambio sea para bien. O por lo menos que sirva para que se baje el tono criado que nos domina a todos, a mi la primera.

Y por favor, que se acabe este año electoral, gane quien gane ya me da más igual, pero que cese la crispación, o sí que emigro.

Necesito paz en mi vida, no más odio, ni más tristeza. Gane quien gane y gobierne quien gobierne (que ya no significa lo mismo, ni de lejos) que hagan la paz en esta España nuestra tan particular.

Y mientras tanto como no tiendo a creer en quimeras de cambio en el mundo, voy a intentar poner en práctica algunos de los consejos de Thich Nhat Hanh, padre del Mindfulness, o de la práctica de la atención plena. Un camino difícil que no entiende de nada más que de autocompasión, y vivencia del momento presente. Un camino que me ayuda a ser feliz

1. No seas idólatra ni te ates a ninguna doctrina, teoría o ideología, incluso las budistas. Todos los sistemas de pensamiento son guías, no son la verdad absoluta.
2. No creas que el conocimiento que tienes ahora es absoluto, inmutable. Evita ser de mentalidad estrecha y atarte a los puntos de vista presentes. Aprende y practica el desapego de tus puntos de vista para estar abierto a recibir los puntos de vista de los demás. Se encuentra en y no en el conocimiento conceptual. Preparate para aprender a través de todo, a observar en tí mismo y en el mundo en todo momento.

Esto es muy difícil porque todos pensamos que nuestra idea, es la correcta y que los demás andan equivocados. Prometo pensar dos veces.

3. No fuerces a los demás, ni siquiera a los niños, por ningún medio en absoluto, a adoptar tus puntos de vista, ya sea por autoridad, amenaza, dinero, propaganda o incluso educación. Sin embargo, por medio del diálogo compasivo, ayuda a los demás a renunciar al fanatismo y a la estrechez.

6. No mantengas ira u odio. Tan pronto como surjan la ira o el odio practica la meditación sobre la compasión para comprender profundamente a las personas que han causado ira u odio. Aprende a ver a los otros seres con los ojos de la compasión.

8. No pronuncies palabras que puedan crear discordia y causar ruptura en la comunidad. Haz todos los esfuerzos para reconciliar y resolver todos los conflictos, aunque sean pequeños.

9. No digas cosas falsas por interés personal o para impresionar a los demás. No pronuncies palabras que causen desviación u odio. No difundas noticias que no sabes que no son ciertas. No critiques ni condenes cosas de las que no estás seguro. Habla siempre verdadera y constructivamente. Ten el valor de hablar sobre situaciones de injusticia, aún cuando hacerlo pueda amenazar tu propia seguridad.
(…)

13. No poseas nada que debería pertenecer a los demás. Respeta la propiedad de los demás pero evita que los demás se enriquezcan con el sufrimiento humano o el sufrimiento de otros seres.
(…)

No creas que yo siento que sigo todos y cada uno de estos preceptos perfectamente. Sé que fallo de muchas maneras. Ninguno de nosotros puede cumplir plenamente cualquiera de ellos. Sin embargo, debo trabajar hacia esa meta. Esa es mi meta. Ninguna palabra puede reemplazar a la práctica sólo la práctica puede hacer a las palabras.

Recordáis lo que decía al principio, me siento mal pero nadie parece querer darse cuenta. Bien, el hecho de tener el corazón maltrecho no me priva del amor que siento. Sea quien seas y pienses como pienses. Te quiero, solo a ti por quien eres.

Solo pido, que si alguien me honra con una respuesta a este post, que sea más para desearme suerte que para rebatir «ideas sobre política»; seguramente tendrá razón, pero ya me cansé de intentar llegar a acuerdos. Solo quiero paz y si es posible, mucho amor del bueno, del compasivo.