Menú
Buscar

LA CIEGA QUE SI QUE VE… PERO QUE YA NO HABLA

   La libertad de expresión no existe más que en nuestros más bellos sueños, la libertad de sentir y de ser diferente también es pues, una quimera, al final, muy al final, la gente sale del armario, y te dice la verdad. Tarde y mal, pero te la dice. La libertad de expresión, hoy lo he comprobado por dos veces, no existe en este país, no existe ni siquiera en el ciberespacio, las expresiones contrarias a otros no tardan en ser tildadas cuanto menos de desafortunadas, o incluso de …¿cómo era? intransigentes, o ya no me acuerdo. He borrado la conversación del muro. Me parecía… una grosería, al menos para mi corazón, que lo único que pretendía era expresar una opinión, en un foro que yo pensaba democrático. Unos ponen a caer de un burro a algunos partidos y otros a los contrarios, pero cuando una dice lo que piensa, entonces es cuando está mal. 
  La libertad de acción también es un sueño utópico, nadie se puede salir de su escalón, si eres «jefa» no puedes mezclarte con los de abajo, ni estos con los de arriba, no puedes tratar de ser distinta, porque no te dejan. Cada uno en su sitio, bien, hoy me lo han hecho ver, acato y respeto. Me gustaría que hubieran sido capaces de decírmelo claro, desde un principio, así con estas palabras «No queremos …… contigo, porque eres ……». No se ….¿esto no es un poco demasiado clasista? Yo nunca trataré de imponer nada a nadie, el respeto no te lo debería dar el cargo sino tu forma de ser.
   Cada vez es más patente que yo no estoy hecha para el mundo donde me ha tocado vivir.
   Cuando mis ataduras financieras disminuyan, y pueda volar sola, crearé un micro mundo distinto, el mío. 
   En 1975 se acabó la dictadura en España, dicen, yo cada vez pienso más que en este país, hasta los que no la vivieron no pueden seguir avanzando, una lástima. La vida en este país maravilloso es también como el facebook, te etiquetan en una foto sin tu consentimiento, aquí te colorean, te colocan arriba o abajo y ya no te puedes mover.
    Conste que no estoy enfadada, solo estoy triste muy triste.
    No encuentro mi lugar en el mundo, que alguien me ayude a lograrlo. Los de «arriba» no me creen capaz de hacerlo y hacen lo que pueden para que vaya cada vez más abajo, los de abajo me ven arriba, y me ponen en una encrucijada. Solo espero algún día encontrar mi lugar, desde luego lejos… muy lejos.
    Hay un micro mundo donde soy feliz, pero tengo que luchar para mantenerme y escalar, eso cuesta desde luego tiempo, esfuerzo y dinero… ese es ahora la única cadena que me ata.
    No se, si habreis oido el anuncio radiofónico  (no veo la tele, por lo que no se si lo hacen allí también) de Bancaja, sobre la discapacidad. En el se oye la voz normal de mujer que pregunta ¿a qué no sabéis quien soy? de una secretaria o similar, tecleando en un ordenador, y contestando y pasando una llamada. Luego  dice entonces ¿por qué cada vez que me miráis solo veis a una ciega?
    Yo soy esa ciega, que no es ciega, como en el ensayo de Saramago, la única que no ve la luz blanca, que ruega un millón de veces, por quedarse ciega como los demás.
    Pero sin embargo si que necesito un bastón para no tropezar, ya que solo hay una persona que lo haga, y por apoyarme demasiado puede que se rompa. Y ahí si, me caería seguro.
   Yo soy esa ciega, porque algunos solo ven en mi a una enferma, que no va a poder superarse.
   Yo soy esa ciega porque algunos solo ven en mi a una jefa, a la que en su gran mayoría, no creen capaz de ponerse en su lugar, porque es eso, jefa. Nada de confianzas pues. Gracias a Dios otros si las tienen, o eso creía, porque luego me entero por un tercero o cuarto de que cuando se ven entre la espada y la pared, no son capaces de venir a decirlo porque soy jefa, y cuando hay discrepancias no quieren acudir a una voz que les escucha y se pone en su lugar, porque es jefa. Aunque sepan que les escucho. Pues bien, se acabó, mientras lo siga siendo, quien quiera venir que venga y quien no que se apañe.
   Yo soy esa ciega, que aunque es una mujer multitarea, no sabe suficiente nunca, para ponerlo en un curriculum, aun, porque sacrificare los años que hagan falta para poder serlo, de momento soy auxiliar, pronto seré master. Y lo soy porque me he dejado arrastrar al convencimiento de que efectivamente soy esa ciega. 
   Yo soy esa ciega que respeta, aunque no respalde, las ideas de los demás, sus inclinaciones, de la indole que sean, da igual. Si son mis amigos, los respaldaré y les ayudaré a conseguir sus metas, aunque no me parezcan bien, se lo haré saber y a continuación les diré también, que si esa es su decisión, caminaré siempre a su lado. Los que son mis amigos lo saben. 
   Hay veces que miro a mi alrededor, y solo puedo ver, gente que me mira con compasión o con distancia. Familia y trabajo, cuando todo se mezcla, y además es tan grande el grupo, no sabes muy bien como escapar, no ves la salida, solo en los pocos círculos no concéntricos en los que me muevo, soy yo, Maribel, sin más.
   En un hospital, me mimetizo, como enferma, pero mucho más que eso, como parte del equipo del otro lado de la mesa. 
   Si los «sanos» se ponen enfermos, ¿por qué los enfermos crónicos, no nos podemos comportar como sanos? 
   ¿Por qué mucha gente ha cambiado su voto de color según sus necesidades? ¿Por qué la gente asciende o es degradada en función muchas veces de parámetros subjetivos? ¿Por qué la gente es capaz de olvidar unas cosas y no otras? ¿Por qué muchos se indignan en la Puerta del Sol, y otros no? 
   No creo que pensar que se puede mejorar, expresar tus opiniones respecto a lo que te venga en gana (como muchos otros hacen a diario desde más arriba aun «porque ellos lo valen»), escuchando y respetando la posición de la otra parte, sin ningunear a nadie… no creo que sea un sueño imposible.
   No espero sin embargo que un día me miren y descubran que veo, porque a veces, tengo que llevar bastón y ya no lo pueden olvidar nunca. Da igual que no necesites un perro lazarillo para manejarte, porque en realidad ves mucho más de lo que parece. Da igual que te crezcas ante las dificultades, en vez de achicarte, como haces «los que ven» cuando caen enfermos.
  Y no creo ser pesimista, solo observo, escucho y siento, la realidad, y mientras mi sueño se cumple, esperaré…
  Pero esperaré sentada, callada y distante. Y todo lo fría que mi corazón me permita, si quieren algo…que lo digan, mientras tanto haré lo que me ordenen, estableceré fronteras, y no emitiré la verdad en mis «Actualizaciones de estado», solo lo que la gente quiere o puede oír, porque la libertad de expresión no es mas que una quimera. Pero yo lo que digo es, lo siento, si yo no puedo decir lo que pienso, tu tampoco.
   Me apeo aquí del tren de la empatía de dos direcciones, quien quiera algo de mi que me lo pida.
   Mientras espero mi tren… de una PYME, cuyos componentes me vean como una jefa, que puede ser su amiga, fuera del trabajo, como lo soy ahora con algunos.
   Que nadie se de directamente por aludido y aun menos por «atacado» por esta egosión, no era ese mi propósito.
   Voy a dormir ahora en el andén, bien tapada por una manta hasta la cabeza, solo con la nariz fuera para respirar, en compañía del único que sabe que veo, el único que me ve… gracias por estar conmigo, hasta en los momentos duros. Solo despertaré cuando mis hijos digan mi nombre, cuando alguien agite el brazo para pedirme algo, si no dejarme vivir dormida, sin emitir juicios, ideas, o nuevas formas de ver las cosas.