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MI COMENTARIO DEL POEMA

PUEDO escribir los versos más tristes esta noche.

 

Porque yo, estoy triste también, triste y perdida en un bosque oscuro y enigmático donde ya no se quien es quien o quien siento y que es lo que siente.

Podría escribir sin parar, nunca a su altura por supuesto, qe gustaría llegarle a la altura de la suela. Al fin y al cabo, yo solo pongo una palabra detrás de otra. Solo intento entender lo que pasa en el mundo, porque la gente es mala, porque no quieren o me quieren mal. Porque nadie parece querer conocerme. Porque solo pretenden juzgarme. Pero me conformo con escribir. O soñar con escribir…

«Escribir, por ejemplo:  La noche está estrellada, 
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos». 

 

«El viento de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos más tristes esta noche.»

El cielo no canta sino que solloza, impotente al ver la tristeza de mis ojos, al ver la soledad de mis lagrimas silentes, de esas que se derraman cuando nadie me ve, gemidos de dolor físico de múltiples dolencias que siempre quedan en silencio para todos, digo para todos, aunque unos sepan mucho más que otros» 

«Yo la quise, y a veces ella también me quiso. 

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. 
La besé tantas veces bajo el cielo infinito. 

Ella me quiso, a veces yo también la quería. 
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.»

Quede claro que esta no es una egosión de desamor hacia mi marido, lo amo y lo amaré con toda mi alma y durante toda mi vida. El fue como un nuevo amanecer, el que despertó en mi la fuerza para hacer lo que me proponga. Solo temo ser un lastre para él y para todos, ojalá me dejaran comida para tirar, no pido nada que no sea mío. Al fin y a la postre así me lo ha hecho saber la vida, que no valgo para nada y que nunca podré hacerme cargo de mi misma. Bien, dadme comida y soltad las redes que os aten a mi…

 

«Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.»

«Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. 
Y el verso cae al alma como pasto el rocío.» Rocio que son no más que lágrimas que caen así sin sentir, a solas en el coche…, al abrigo de la oscuridad de la noche, en el baño o cara a estas u otras teclas que me abrazan como buenas amigas que escuchan sin juzgar o sin defenderse… Sin ocultar nada, ni mostrar emociones porque no las tienen y no porque les de miedo desvelarla.

«Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. 
La noche está estrellada y ella no está conmigo. 

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. 

Mi alma no se contenta con haberla perdido. 

Como para acercarla mi mirada la busca. 

Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. 

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. 
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. 

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. 
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. 

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. 
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. 

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. 
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.»

El amor es tan largo cuando se ama de corazón y cuando el alma se da entera, sin precauciones ni barreras, sabiendo que te harán daño pero queriendo que te lo hagan porque cuando se ama de verdad, puedes dar hasta la ultima gota de ti…, al amor romántico, al amor maternal, a la amistad, siempre es tan buena la amistad…, cuando se es amigo de verdad… También esta el amor fraternal y el filial, el que se supone eterno, y que es el que más duele… cuando no cree en ti como tu creías en ellos…

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, 
mi alma no se contenta con haberla perdido. 

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, 
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.