VALORES Y SUEÑOS

Esta va de amistad y de vida, de sus giros, y de pilares de sujeción.

Esta semana ví en Netflix, la mini serie de 6 capítulos «Las de la última fila» precisamente, por indicación de mis amigas.

Dos maravillosas mujeres que me han acompañado durante toda mi vida, desde la niñez y todas las etapas en las que el devenir de la vida nos ha hecho pasar. Dos maravillosas personas a las que les confiaría mi vida entera; porque aunque ha habido épocas de mayor o menor proximidad… porque así es la vida, son las primeras personas en las que pienso cuando hay que llorar, pero sobre todo, reír. Porque así somos, podemos estar pasando descalzas sobre las llamas, pero siempre somos capaces de reírnos de nosotras mismas y de la desgracia. Y eso es lo que nos hace grandes, únicas.

Tengo la suerte de contar con pocos pero verdaderos amigos; aunque alguien dirá que son muchos. Hablo de aquellos por los que daría mi brazo derecho, y en los que pongo, como buen eneatipo 9, mi corazón y mi alma entera. Y estoy orgullosísima de hacerlo, porque es uno de los valores de vida, una de las principales brújulas que me guían en mi mapa de vida.

Mis valores principales son la amistad, la fidelidad en su sentido más amplio, el hogar, el amor y la sinceridad. Hay algunos otros, por supuesto, pero no vienen al caso.

Dice la sinopsis de la serie

Las de la última fila son cinco mujeres treintañeras, amigas íntimas desde el colegio y que todos los años sin excepción organizan una escapada de una semana juntas. Este año, las circunstancias de este viaje son especiales y distintas porque a una de ellas le acaban de diagnosticar un cáncer. Hay viajes que te cambian la vida para siempre. Hay vidas que te cambian los viajes para siempre.

No voy ha hacer spoiler de la serie, básicamente diré, que son cinco mujeres, que aparte de sus mierdas propias, del cáncer de una de ellas, cuya identidad no se revela hasta la última secuencia de la serie, por cuya causa todas se rapan la cabeza; y viven el viaje como si fuera el último de sus vidas, enfrentándose a supuestos retos, que las enfrentan con los mayores miedos de sus vidas.

Así pues, ¿si no hablaré más de la serie y tampoco de mis dos mujeres bandera, de qué hablaré?

Hablaré de pilares, de brújulas, de valores. Porque de esto va el blog que estás leyendo. Usar ejemplos como palancas para reflexionar, para sentir, y humildemente, para hacer reflexionar a aquellos que tenéis la bondad y paciencia de leerme.

Un talento que arrastro desde niña es la escritura, comunicar de la forma más bella que sé. He escrito cientos de cartas, a mano, de aquellas que se enviaban con franqueo, sobre amor, vida, amistad y sobre el valor del otro, a quien escribía. Empecé el blog hace años… y ha cambiado conmigo.

Porque aunque sueñe con drones y bicicletas, mi gran sueño es COMUNICAR, de cualquier forma, ESCRIBIR, porque se que valgo, porque es valor que me ha acompañado desde la primera vez que supe como juntar dos letras en una palabra.

Pero no escribir sobre cualquier cosa, ni de cualquier manera; hacerlo desde y para el CORAZÓN de aquellos que me leéis, algo que muestre la vida desde todos los lados del prisma; que haga del AMOR la brújula para circular por el mapa de la vida de todos. Aparte de comunicar con bata de cola y lunares, la mejor forma de comunicar el amor como parte esencial de mí es mi profesión, la enfermería, una de las formas más bellas que tengo de comunicar y dar amor.

Así que, desde esta humilde plataforma, os pido ayuda. Quiero escribir sobre el amor. No quiero decir como Corin Tellado o Megan Maxwell. No, quiero hablar sobre la vida, el auto conocimiento, la energía que todos llevamos dentro y que, nos puede llevar con tesón y amor, en el sentido más amplio; a superar cualquier obstáculo por más insalvable que pueda ser; o al menos, hacer de ese obstáculo, motor para llegar más lejos y levantar la voz ante la vida.

Y, cerrando el círculo imposible de este post, para ello, necesito a «Las jefas», y a todos los que llamo AMIGOS, personas hogar, tribu, porque sin eso nada tiene ningún sentido. Ayudadme a enfundarme en mi bata de cola, y a conseguir mi meta de seguir comunicando, «rapaos el pelo» por mí y por mi sueño.

No para que me haga rica, sino para llegar a más gente repartiendo amor por vivir, amor por cada uno de vosotros, por los atardeceres, y por la gente que ha de importar. Y también, nunca renunciaré a eso, sobre el arte y ciencia de cuidar.

¿Cómo? Lanzando esta carta de amor al mundo, compartiendo esto… pero sobre todo, ayudándome a soñar alto.

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