El corazón, fijate no es esa figura estúpida que todos hemos dibujado en la adolescencia, partido por una flecha, como el de Alejandro Sanz. Cuando tu le dices a alguien, que no sea un frikie de lo sanitario, que te pinte un corazón, de forma inexorable, pintará esa figura.
Y es que esa figura que lleva impreso el simbolismo del amor, no tiene nada que ver, con el verdadero corazón.
La anatomia del corazón es ya de por si un canto de amor. Si, ya, ya lo se, soy una frikie… pero es que los latidos del corazón si que simbolizan de verdad nuestras emociones, como el miedo, la excitación, la calma, el amor loco ese de las primeras veces, o cuando practicas sexo o escalada, cuando te relajas… saber escuchar a tu corazón, es literalmente, saber escucharte a ti mismo; o a los demás.
Aurículas y ventriculos, entradas y salidas respectivamente… válvulas mitral, y tricúspide que expulsa la sangre a los pulmones para purificarse, venas y arterias que se intercambian en un baile rítmico, es la mas bella melodia de la vida. Todo organizado desde el principio hasta el final hace llegar sangre nutrida de oxigeno hasta cada uno de nuestros órganos, para que estos puedan tocar sus partituras también, en una gran orquesta acompasada.
¿Dónde está entonces el corazón cursi?, Esto es, ¿dónde se encuentra nuestro centro emocional, volitivo, afectivo, irracional a veces, apasionado, que guía nuestra vida, a menudo por encima de nuestra propia razón? Aquello que muchos llaman alma.. o espíritu
Son instintos los que guían los pasos del ordo amoris del mundo, aquello que nos obliga a levantarnos de la cama con ilusión, aquello que nos hace «morirnos de la risa», o sonreir con un acto insignificante mientras paseas por la calle.
Porque si de una cosa estoy segura es que sin libertad no hay pasión y sin pasión no se puede vivir.
Yo he escogido ahora, una profesion que se ha de hacer con el «corazon» porque de lo contrario te quemaras al primer mes de ejercicio de la misma.
Pero ese es el corazón simbólico y no la bomba de nuestro cuerpo físico. El espíritu no se regula con hipotensores o con antiagregantes plaquetarios. Se regula con pasiones, con sonrisas con manos que se tienden, con amor, con servicio hacia los otros.
También se regula, a que negarlo, por las pequeñas amarguras que la vida te lleva al camino, y que haran que te encojas sobre ti misma algunas veces; seguro que te llevaran a sentir ira por aquellos a los que quieres o por desconocidos, por la desdicha que haga que no quieras salir de la cama ese día.
Pero, aunque seguro que eso te pasa, no has de de dejar que la parte oscura oculte a tus pasiones, que le haga sombra a lo brillante que hay en tu vida interior, por muy grande que sea esa pena, siempre brillara más tu alegría; haz que alguien te descentre del huracán de tu desdicha.
La frikie de la salud, y de la persona