Hay momentos que el reloj se para. Los días pasan, amanece, anochece y pasan cosas mientras tanto. Es curioso porque tu no lo percibes así. Vas por la vida como un espectro de ti misma, y haces cosas, las mismas que todos los días incluso, ríes cuando hay que hacerlo, lloras si nadie te ve, juegas con tus hijos y haces tus tareas, haces todo lo que haya que haces, sufres dolor o incluso a veces te llevas alguna alegría.
Las horas y los días se suceden imparables, pero el mundo para ti está en suspenso, como si vivieras buceando en el fondo marino…
No se si mis lectores se acordaran de cuando en un examen el reloj de pared no paraba, cuando te sabías la asignatura a examen no te daba tiempo material para poner todo tu conocimiento en un papel, o por contra, cuando no te sabes la materia, y no sabes como rellenar el tiempo al no tener como ocupar el folio en blanco.
La vida ahora esta en suspenso y yo como flotando en la atmósfera, con poco oxigeno, hay veces que me debato en la indecisión ¿me muevo para tomar aire, o simplemente me pongo azul?
Hay proyectos, al final del túnel, pero mientras recorro penosamente ese camino, con un saco cada vez más pesado de losas de hormigón y lagrimas no derramadas por orgullo, vivo en un limbo.
Solo el chico que duerme conmigo sabe de mis tribulaciones, o de casi todas.
Lo malo es que salir de ese limbo no depende de mi, y los encargados de dilucidar las incógnitas son de todo, menos lucidos y justos.
Lo malo es que quiero echarme a un lado del camino y dormir, cansada de caminar por una túnel oscuro que no se adonde me lleva, dormiré, hasta salir, sea a la luz o sea a la oscuridad. Si esta fuera la salida, ya sabría vivir en ella
El reloj se paró, no se oye hacer tictac, y aunque marca las horas tu no eres consciente.
Como los robots.
No olviden queridos lectores, que no hay que ser literal, sino literario.
¿Alguien tiene pilas para dejarme? Es por saber si al cambiarlas, el reloj hace tictac…
Hasta pronto, o hasta tarde, el tiempo es incógnito