Menú
Buscar

DE MAYOR QUIERO SER UNA ZORRA EGOÍSTA

            Recomiendo que, aquellos que esperan de este blog que sea un paseo de ángeles que sudan colonia, un paseo entre las nubes de algodón rosa y dulce, un paseo entre flores o una campiña verde de cielo azul por la que pasea una pastorcilla que salta y brinca, repartiendo amor y besos; todos… pueden hacerse el favor de cerrar esta página e irse a tomar una copita o, si se terciara, a fumarse un cigarrito de la risa que producirá el mismo efecto.

            Por el contrario, también advierto que esto no va a ser, o al menos así lo voy a intentar; un post rancio y desagradable, porque, aunque me sale muy bien si me lo propongo, no pretendo que traguen quina una vez se han animado a leer estos humildes párrafos.

            Y si, tal como rezaba el título, me reafirmo, yo de mayor quiero convertirme en una zorra egoísta (ZE). Así, como propósito de vida. 

Zulema Zahir, de la serie Vis a vis, es quizá el mayor exponente de ZE de la televisión en España.
Zulema es la mayor ZE que ha dado la pequeña pantalla española (Vis a VIs). Si dejamos de lado lo de asesina sin escrúpulos es el mejor exponente

            ¿Qué porqué? Bueno, digamos que, así como principio, porque estoy harta de ser la buena samaritana con hemorroides. La que las sufre en silencio, las suyas y las ajenas; y que le pone al de al ladito el flotador, para que este cómodo.

            Todo esto, no vayan a pensar, no lo hago con el deseo oculto de victimizarme, de pretender ser la salvadora del mundo o, que me den el premio a la mejor amiga o a la mayor tonta. Porque yo nací así, me criaron así y así me sale. Pero oigan, por soñar… yo sueño con no ser como soy, aunque me temo que a estas alturas de la película ya poco puedo cambiarme. Y oigan, que todo el mundo me felicita y me dice… que buena eres, no hay mejor persona que tu, como tu no hay dos… hasta los test estúpidos estos del “cara libro” me lo dicen, que hay que fastidiarse… En definitiva, que me tienen por la princesa de la bondad y yo quien quiero ser… es una “zorra egoísta”. He dicho.

            Dicho todo lo anterior, habrá que plantearse que es, exactamente lo que yo considero, una zorra egoísta.

            Una tía chisposa, así un poco con demencia frontal, que diga a cada momento lo que le cruza por la cabeza, sin temor ni cuidado a lo que puedan sentir los de enfrente, porque lo qué es, es simpatiquita, así con retintín. Le da igual si es viejo o joven, su jefe o su empleado, conocido o no, guapo o feo…; aunque lo de feo o gordo tenga a que negarlo, un atractivo especial. Pero eso sí y siempre, sin ser grosera, que para eso me mandaron a colegios de pago, pero con un uso especial de la ironía más cruda que se pueda. 

            También es importante que se haga oír, que llame la atención de forma sostenida con todos los medios a su alcance… porque ella ha de ser lo más importante del ancho mundo. O del estrecho, o de la habitación, o de la escuela, como dice la canción. Llamar la atención de todo el grupo con la chispa de la que hace gala. Bailarina, la que más se mueve, la que más baila; ¿cuenta cuentos? los más emocionantes, ¿cuenta penas? las más desgarradoras; ¿generosa? Si hay que darte la sangre te la da, eso si, delante de la galería; ¿cocinera? la qué mas y mejor cocina del mundo entero. Y a espiritual y generosa, delante de la gente no la gana nadie

            Una de las características más importantes es que sus problemas, sean graves o sencillos, son siempre, y en cada momento, lo más importante del universo, suyo y de todos aquellos que la rodeen; todos los demás problemas del mundo, del primer al tercer mundo; son siempre aplazables, minusvalorados, dejados para más tarde o sencillamente olvidados (hasta que decidan ser por un rato las más generosas y espirituales del grupo). Porque todo el mundo sabe que, si eres una ZE, la única que importa eres tu y aquél que goce del inmenso honor de formar parte del universo de la ZE, llámense hijos, padres o marido si es que no molesta demasiado y le sigue la corriente. Paren el mundo, oigan, que tengo problemas. Perdona, ¿estás llorando? Déjalo para luego que ahora tengo que contar. Perdona ¿estás muriendo? Pues o dejas de morirte, porque tendré pena, o si te has de morir hazlo rapidito que tengo peluquería. También existe la posibilidad de que sus amigas se hayan dejado la piel, el tiempo y las energías para ayudarlas, pero cuando se cansan o tienen otro problema en el que no le son útiles, pasen al “si te he visto no me acuerdo”, ya te llamo si eso.

            Laboralmente… ya es de premio, oigan. Son las que más que más trabajan, de su empresa o grupo, las más sacrificadas; cuando logras encontrarlas, y si no lo consigues es que no has entendido que estaban escondidas para concentrarse mejor. Si hay que medrar, se medra, a cualquier precio y pisando las caras y cabezas que hagan falta, y no quiero ser grosera, pero también “saborearán cualquier parte de la fisonomía de sus superiores” si se tercia. Pero lo mejor es que te mirarán con sonrisa de superioridad y te dirán, mira y aprende. También hay ZE con más clase, entiéndase que no harán determinadas cosas… porque ellas son superiores por si mismas, por su sabiduría, por su experiencia o porque ellas lo valen (y no, no han de pasar por el aro como las demás), porque ellas nacen para triunfar.

            Quiero dejar clara una cosita, nada de este relato; y cuando digo NADA es absolutamente NADA, está basado en personas de mi círculo, a ninguna de mis amigas, afrentas hacia mí, ni nada por el estilo. Esto es un relato irónico y por tal motivo llevado al extremo ridículo, de lo que considero es una ZE, y que, por tanto, está totalmente alejado de mi ideal de persona. Hasta aquí el único párrafo serio de este escrito.

            Por tanto, así como decálogo para terminar, de sus características principales.

  1. Cuando tenga algo que decir, lo digo, y si te ofende tienes un problema, porque yo desde luego… ni hablar.
  2. Cuando yo (esto es esencial, siempre empiezan por el YO) quiera hacer algo de una manera que a ti no te parezca bien, incluso habiendo verbalizado tu opinión, lo haré como yo quiera, porque yo siempre estoy en posesión de la verdad.
  3. Yo tengo siempre los problemas más graves, intensos, urgentes y acuciantes
  4. Yo sé más que tu. ¿De qué? No se, es igual, se más.
  5. Si te enfadas conmigo el problema es tuyo, no mío. Si eso ya vuelves.
  6. Soy la más mona, la que mejor viste, la que más se cuida, y la más todo. No te esfuerces que da igual.
  7. Si a mí me va bien en el trabajo, me da igual como te vaya a ti. Si estás triste porque te vas a quedar sin trabajo, no te preocupes, son cosas que OS pasan. 
  8. Cuando yo tenga un problema, has de dejar, inmediatamente, absolutamente todo lo que estés haciendo o tengas que hacer. Cuando ya no te necesite, vete, molestas.
  9. Mi familia, mi trabajo, mi casa, mi todo, mola más. Si eso cambia, lo dejo. 
  10. No tengo una autoestima hasta allá, pero eso no importa mucho, porque lo disimulo. Quiero ser la más guay

            Creo que, llegados a este punto, no creo que sea nunca capaz de alcanzar la quimera de ser una ZE, pero muchos rasgos, cada vez estoy más y más convencida de ello; serían muy saludables para mi y para mi ansiedad. Gritarle al mundo (y asegurarme de que me escuchan); saber decir que no, quererme más y mejor…  y decirle a los que mandan… que yo valgo más. 

Necesito hacerme oír, y que la gente me respete más, que la gente se moleste en oír mi voz. Intentar que la gente no asuma que yo debo dar, pero que no hace falta que me retornen nada. Gritar ¡se acabó!

            ¿Me queréis? Quizá porque no soy una ZE, pero deberíais aconsejarme que lo fuera un poco más. La mochila la debo llevar hasta arriba de piedras. Y a veces no puedo más con la carga. Y lo peor es que a menudo, la tengo que llevar yo sola. Decidme, ¿Qué opináis?