Hola…¿hay alguien ahí? Creo que no. Es como esa película, si hombre, la de W. Smith (soy muy mala para lo del cine), esa en que se despierta y en el mundo no queda ni un alma…
Pues así me siento yo a menudo, como hablando con una pared, o con la tele, como hacia mi yaya, EPD, que como no tenía a nadie con quién hablar, le contestaba a la del telediario (Rosa Mª Mateo creo que era) y los presentadores de los concursos… no estaba loca, solo estaba, se sentía sola. Yo aun puedo recordarla con mucha nostalgia riñendo con cariño, a los que fallaban las preguntas en el UN,DOS, TRES…
Pues yo aun vivo en la era de internet, la red de redes..
Pero en el mundo del día a día donde pasan cosas buenas y malas, hace frío o calor, te encuentras bien o estás enferma, donde tienes problemas en el trabajo, o buena suerte, o un ascenso merecido, donde te ponen zancadillas, o… a veces te tienden la mano; en ese mundo real y no virtual… en ese y no en el otro, cuando más necesitas a la gente más sola te encuentras de pronto.
¿No os ha pasado nunca?
De pronto me he parado ante un grave contratiempo y me he dado cuenta de que, aquellos que debían estar a mi lado, son los que menos hacen por entenderme, y por ayudarme. Que incluso me ponen la zancadilla…, repitiendo esa cantinela tan odiada por tan falsa y repetida, que pobrecita fijáte, no puede hacer esto o lo demás allá porque está enfermita…
Pierden mi confianza, mi día a día, mi sonrisa y mi fuerza, a mi no me pierden porque soy más generosa que ellos.
Consiguen que no confíe más en ellos, que me aleje, hasta que ellos me necesiten, y me pidan ayuda…, porque para lo que ellos quieren si que soy fuerte, según les convenga…
Pero yo de nuevo me levantaré y cuando no sepa con quién hablar para que me entienda, tengo este papel en blanco y a los que con paciencia infinita me leeis.
Y tengo a mi compañero de vida, el único que vive conmigo, lo bueno y lo malo, que me ve a mí, recién levantada, con la cara hinchada de llorar o de dormir, que me apoya en lo bueno, en las ilusiones y en las desilusiones, el que no me ayuda a levantarme sino que me dice, «levantate, que tu puedes», en los momentos de flaqueza.
Cuando de nuevo la vida me decepciona, ahí estoy yo presta a levantarme, mejor con su ayuda, pero siempre levantarme, y a desconfiar de todo aquel que me «ayuda», y de aquellos interesados en ser los primeros en todo hasta en lo malo, que ya hay que ser idiota.
Siempre sonriendo… siempre aprendiendo, siempre buscando el sol, y a aquellos que solo ven sombras… adiós, estuve encantada de conoceros. Cuando necesitéis hablar podéis contar conmigo, cuando necesite que me escuchéis me iré a gritar al desierto.
A veces quien mejor te tenia que conocer es el único que no te ve, por tenerte demasiado cerca