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MI AMADO EL TORO

Aquí hay un pedacito de mí. En este pueblo, El Toro, pasé los veranos de mi infancia y de mi juventud, sigo yendo, poco, pero allí siguen mis mejores amigos. Aquí me enamoré y me desenamoré, bebí las mieles del amor y las hieles del desamor, aquí me rompí pantalones bajando por «El resbaladero», y haciendo cosas que si mis padres supieran… les hubieran dado un infarto. Aquí hice las mejores y las peores cosas.

Me arañé los brazos y las piernas cogiendo moras en septiembre. Me picaron pulgas a millares (exageración) jugando al escondite, aprendí a imitar el balido de una oveja y a amasar panes, magdalenas, panquemados y tortas de panceta.

Aqui aprendí a sisar en la compra para irme a comprar chuches. Aprendí a sentir devoción por un santo, en cuya ermita, comencé años después a sentir otro tipo de devociones amparadas a la luz de la luna.

Aquí hice los mejores amigos, muchos lo son aún, y los peores enemigos (casi nadie lo es ya). En los pueblos se es más precoz para todo… pero para todo, todo….

Cuando me preguntan de donde soy sigo diciendo eso de «Nací en Valencia, pero soy de El Toro»

Con todo mi amor a mi pequeña villa de El Toro