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MI VERSIÓN DEL TEXTO DEL SANITARIO

Este es un remake con algunos añadidos del texto que puse el otro día en Facebook y de cuya autoría no estoy segura. Muchos me dijisteis que lo hubiera podido escribir yo perfectamente. Bueno, aquí lo tenéis. De lo que no estoy segura es del momento de escribir este texto.

Yo soy la enfermera que empecé la carrera por vocación a los 31 años, porque yo lo que quería no era otra cosa que ser enfermera. Soy aquella que quería sanar heridas y transmitir amor y seguridad como habían hecho conmigo miles de veces, desgraciadamente. Yo soy la que aprendía mucho en las prácticas, como una esponja que quería cambiar las cosas.

Soy aquella que no tiene nunca bastantes cosas que aprender, bastantes cursos que hacer y suficientes congresos a los que asistir, tanto de oyente, como cada vez más “hablante”, tampoco hay bastante tiempo para investigar.

Soy aquella que por trabajar se pierde fiestas familiares, fiestas del pueblo, y sus propios médicos… Soy aquella que, por cuidar, no se cuida. Soy aquella que, de la atención primaria hace su bandera y me gusta la medicina rural.

Soy aquella a la que hacer domicilios le encanta y cuantos más mejor, y que en las guardias, piensa que ya dormirá mañana; y quiere tener trabajo.

Soy a la que coger la mano de un paciente para que aprenda a confíar en ti, y le sonria es lo más importante de todo el día. Dedico más tiempo a eso de lo “oficialmente recomendable” porque curar las heridas “de dentro” es más importante que subir ala báscula.

A mi en quirófano me gusta pasar un ratito con el paciente, para que entre a la sala de operaciones sonriendo. Porque pienso que la enfermería es el arte de cuidar, y me apasiona.

Me apasiona mi sentimiento de amor por el paciente, el amor a la profesión, como se puede experimentar pasión absoluta por temas de la más diversa índole; incluso la más escatológica, la pasión por los cuidados paliativos, por las revisiones bibliográficas.

Soy capaz de hacer divertido un registro de fluidos; y soy absolutamente consciente de que todo lo que le pasa a un paciente es importante… y todos los aspectos de la enfermería son importantes y hay que vivirlos con pasión.

 

Soy master en úlceras e integridad cutánea y eso no es lo importante. Un paciente es mucho más que una herida o los apósitos que le pongas siguiendo la enfermería basada en la evidencia. Hay que lidiar con el sufrimiento de un paciente que lleva ni se sabe, con heridas que, en muchas ocasiones, hacen llorar de dolor. No hay tiempos, sino que cada quien, ha de tener el que necesita; hay que hacer por él o ella, todo aquello que esté en nuestras manos.

Y ahora, que no he estado ni de enfermera ni de enferma en un hospital, sino de familiar, he aprendido de nuevo lo importante que es una enfermera de cama, en vez de un cardo borriquero. Y adoro profundamente a las enfermeras de esa UMI. Porque cuando alguien al que adoras y necesitas; la enfermera ha de ocuparse del paciente, pero también del familiar.

Y eso es lo que adoro de mi profesión, el arte de cuidar. Y los pipis y las cacas… la sangre y el sufrimiento forman parte de lo que somos. Hay que ir de cara con la muerte, porque es esencial para un buen trato al paciente…