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COMO UN SOUFFLÉ

Dejadme que os haga un símil: Ferrán Adriá no soy, ni siquiera A. Mattalia, que cocinaba muy bien. Pero nunca me salen bien los soufflés, que caramba con el nombrecito… Me gusta cocinar, pero ya no hago ESO, porque siempre, por mucho cuidado que ponga en las cantidades, en el amasado, en la calidad de los ingredientes, en el calor del horno, en la forma de sacarlo, para que no se enfríe ni muy deprisa ni muy despacio, siempre, siempre… acaba desinflado como una uva pasa. Que parece algo horrible y deforme. Dices, no puedo poner en la mesa algo tan…. con lo que me he esforzado… y te quedas tu misma como el ídem. 

Pues hacer un ESO es como la vida.. como la mía al menos, que por mucho cariño, esfuerzo o ilusión que le pongas siempre, hay algún elemento que lo desinfla, que te desinfla. Que hace que te preguntes para qué.
A veces porque no te dejan hacer las cosas a tu manera, o como consideras que han de ser, o te critican tu forma de actuar, afirmando de forma taxativa y gratuita que están mal hechas…. fiuuuuuuuuuuuuu desinflada. A veces porque te culpan de hacer cosas y de no hacerlas (la misma persona por las mismas cosas, lo cual no deja de ser irónico), te culpan por cosas en las que ni entras ni sales. 
¿Sabéis qué? Yo no quiero ser soufflé, quiero que me dejen ser… tarta tatin, que aunque salgan altibajos, les pones manzana encima y se disimulan… o mejor: ¡steack tartar!, carne en estado puro, con condimentos para hacerlo más sabroso, con huevo, también crudo, o duro…, ácido, picante, exótico, pero sincero… Quiero ser steack tartar…porque soy nudista, o autentica… a muchos no les gusta… ¡pero peor para ellos!