He hecho este tiempo un curso de Mindfulness. He de confesar que era absolutamente escéptica al respecto. Pero estaba estresada y necesitaba algo de paz.
Me convenció, porque sobre todo me ha enseñado a encarar la vida de otra manera.
Esta es una disciplina meditativa, que consiste básicamente en tres puntos:
-La mente de principiante es esencial para vivir en paz, al menos a mi me ha pasado. ¿Qué es la mente de principiante? En mi opinión es aquella que mira las cosas intentando vivir el aquí y el ahora. Si lo conseguimos, todo será por fuerza, nuevo para nosotros, ayudándonos a mirarlo por un cristal sin manchas de prejuicios, miedos… Solo el importa el aquí. Si nos ocupamos todo el tiempo en saltar de rama en rama con el pensamiento no podemos disfrutar de lo que estamos viviendo; quizá estamos pensando en lo próximo que tenemos que hacer; quizá en lo mal que lo hicimos la última ocasión; tal vez pensando que no tienes tiempo para eso.
-Tambien, y más importante es que te intenta enseñar autocompasión. ¿Por qué no nos tratamos a nosotros mismo como tratamos a los demás? ¿Acaso no podemos decirnos cosas dulces? No, generalmente no lo hacemos, antes bien, nos insultamos -como he podido ser tan tonta, torpe, crédula, y otras lindezas- o nos fustigamos repasando una y otra vez lo que pudimos haber hecho y no hicimos. Vamos a abrazarnos a nosotros mismos, incluso físicamente, y digámonos lo buenos que somos y que no pasa nada, que todo se arreglará. ¿Sabéis qué? A lo mejor no se arregla; pero te sentirás mejor, deja de castigarte, es muy desagradable estar toda la vida contra la pared echándote las cosas en cara. Nos pasa cuando es otro el que nos lo dice, no se arregla pero encuentras consuelo, paz… Pues hagamoslo con nosotros mismos; vienen mal dadas, pero no nos tiremos piedras ni entre nosotros ni, mucho menos, a nosotros mismos.
Esto, que puede parecer una bobada, te enseña a calmarte, a ser más generosa contigo misma, a seguir adelante. Di, vale esto me está pasando pero puedo superarlo, soy buena, no pasa nada, continua y lo lograrás. ¿Por qué somos capaces de decirselo a la gente que queremos, pero no tenemos tiempo de abrazarnos a nosotros mismo durante un instante? Probadlo, es maravillosa la sensación.
-La traducción al español del Mindfulness es atención plena. Así dicho suena raro… pero piénsalo. Conduces y tu mente salta de una idea a otra sin ningún orden… en la ducha, lavándote los dientes, cocinando incluso; todos los actos mecánicos de nuestra vida se ven interrumpidos por nuestra «mente de mono» que salta de un lado a otro. Es un ejercicio difícil porque tu cabeza se va una y otra vez a las ideas inconexas… del supermercado al trabajo, a tus hijos, de nuevo al trabajo y de ahí a que tienes que llamar a un amigo, a los problemas en casa, de ahí a la farmacia o a la tintorería… y asi siempre; sin parar ni un instante.
Pero para, para… Intenta concentrar toda tu atención en lo que haces…
Parece que hablo de esto como si lo dominara, que va por favor, he dado un paso. Pero he aprendido a calmarme, a concentrarme en mi misma.
Para el desarrollo de esta disciplina hay que meditar.
Una meditación preciosa es la de las olas. Básicamente, lo importante es que los sentimientos son olas, y como ellas nacen crecen, y mueren en la orilla de la playa. Por este motivo, absurdo es pensar que recreando esa ola una y otra vez va a volver a venir, hay que mirarla, analizarla, y dejarla morir, porque pronto vendrá otra. Cualquier pensamiento o sentimiento; por duro que sea, por intenso que sea, dura un instante, un rato -si hay tormenta- pero pronto la siguiente ola borrará las huellas de esta.
Lo que intento decir es que podemos sentarnos a analizar por un instante aquello que nos preocupa, y dejar que llegue y pase. De nada sirve regodearse en el pasado o en el futuro. Aunque somos una suma de sentimientos, nosotros somos aquí y somos en este momento.
Aprendes poco a poco que el rencor en este supuesto no puede existir, porque la ola murió. Ni la frustración por los errores, porque lo hemos visto y ahora solo nos queda solcionarlos, sin regodearnos en la desgracia.
Otra, la de la montaña, es un subidón de autoconfianza increíble. Las montañas son inmutables: tu eres tu… Pase lo que pase la montaña no cambia; te pase lo que pase tu has de seguir siendo tu. Puedes temblar, llorar, sufrir dolor, pero tu sigues siendo tu; siempre, no te olvides.
Todo esto me ha enseñado a que pese a todo yo soy Maribel y que he de aceptarme si pretendo que los demás lo hagan, que creerme lo que valgo, que es mucho. Me da igual que pocos crean en mi. He aprendido que si no me quiero yo, no puedo pretender que los demás lo hagan de forma correcta.
La vida es demasiado corta para castigarme a mi misma, para estar siempre de mal humor o con ansiedad. yo valgo mucho más de lo que creo.
Si tu también te sientes mal y no disfrutas de las cosas por estar preocupado por el pasado o el futuro tan negro que asoma tras la próxima esquina… prueba a parar, respirar y abrazarte. Aunque no pases de ahí, seguro que te sientes mucho mejor.
Querámonos a nosotros mismos… somos la leche.