Así como lo leéis, con casi 42 años, voy a escribir una carta a sus majestades los Reyes Magos, o al Señor, o cada uno a aquello en lo que crea; ni me pronuncio, ni desvelo, que últimamente se ha puesto de moda, ya no juzgar sino dilapidar al que no piensa como tu
En este agónico 2020, lo único que podemos desear en nuestro fuero interno; es que se acabe. Pero yo no quiero que lo haga… porque señores, el 2020 se acaba inexorablemente pero el horror va a ser que no…
Pero antes voy a hacer dos cosas, hablar de una película y dar gracias por muchas cosas.
La película en cuestión es de Pixar, factoría de animación del bien amado Jobs, que en paz descanse. Desde Toy Story, todas sus producciones han tenido un trasfondo filosófico solo apto para adultos que escuchan, que quita el hipo. Ya se coronó con «Del Revés» o Inside out; y también Coco, de una enorme belleza espiritual. Pero en todas partes escuchaba esta Navidad que había que ver «SOUL»
OJO, AVISO, CONTIENE SPOILERS
Pues nada, a ver Soul… que viene a ser un peliculón existencialista que a los niños les pasa un poco por encima, les resulta curiosa e incluso divertida a ratos; y realmente lo es. Pero a los adultos que escuchamos y tenemos mochila a nuestra espalda… nos hace llorar una barbaridad. Pero de ese llanto emotivo, del que sale del alma más que del lagrimal, que te remueve el corazón.
Y la pregunta que te plantea la película, en la vida de un profesor de música de instituto de la Gran Manzana, que siempre soñó con tocar el piano en un grupo importante de jazz; es nada menos ¿qué es lo que hace que tu seas tu? ¿Cúal es tu esencia, qué es lo que mueve tu vida? Joe Gardner tiene por fin, un trabajo seguro, enseñando a niños que no quieren aprender, un trabajo que le hace infeliz. Y de pronto surge su enorme oportunidad… cuando lo tiene en la punta de los dedos, sufre un accidente.
Casi a punto de perder su vida, es conducido al «Más atrás» donde las nuevas almas reciben su personalidad y sus motivaciones vitales -ojo, que tiene miga- de manos de sus mentores, que son almas entre el cielo y la vida. Joe que con quiere perder su vida sino volver a ella, es asignado por error a guiar a «22» una nueva alma a la que le da miedo vivir y que no encuentra motivación para hacerlo. En el empeño de Joe de enseñar a 22 lo maravilloso que es vivir, junto con su propia meta de cumplir su gran sueño; descubrirá que quizá no era ni tan importante su sueño ni él era quien creía ser.
Antepone además los deseos de 22 a los suyos propios… dándole un nuevo sentido a su vida.
Peliculón… en serio, para verla también a solas; pero para hacer pensar a tus hijos… no perdáis la ocasión de un cine forum. Reflexionemos sobre lo que realmente mueve nuestras vidas, y cuál es la naturaleza de nuestros sueños. ¿Son realmente nuestros? O ¿nos han venido impuestos por la fuerza de lo cotidiano?, si no fueran nuestros sueños, ¿tendríamos acaso la fuerza para saltar a por ellos?
Cuando como Joe Gardner, has estado a punto de perder la vida, has de plantearte necesariamente, cuales son los motores de la vida. Cuando en tu vida las cosas se tambalean, en vez de morirte de miedo, es mejor que agarres tu bastón de mando y vueles a cumplir tus anhelos.
Y porque esto me ha pillado en un momento de grandes terremotos, me he echado a llorar como una loca.
Y ahora como cada año, me toca dar gracias por 2020. Que no, que no estoy loca, o al menos igual de loca que siempre. Tengo muchas cosas que agradecerle al 2020
Gracias, o GRACIAS, así en mayúsculas y negrita.
GRACIAS por dejarme descubrir a mi hermana mucho más que nunca, y por unirnos como jamás. Y porque mi familia, demuestra que a las duras es la mejor del mundo mundial; que, aunque la vida te las traiga amargas, juntos es siempre mejor, porque aunque tengamos las cartas mal dadas, y bailemos al son de músicas endiabladas; tengo la confianza de que sabremos ganar la partida. Por muchos terremotos a los que nos enfrentemos, incluidos los nuestros propios, siempre podremos ponernos de nuevo en pie.
GRACIAS por darme unos hijos tan buenos, tan sanos, tan bonitos de corazón y desobedientes lo justo y adolescentes mucho -que Dios me pille confesada-, pero siguen mejorando día tras día. Porque son nobles de corazón, y muy amigos de sus amigos.
GRACIAS a mi GRAN familia que celebra noventa cumpleaños, y hace conserva de tomate…
GRACIAS por un marido tan bonito que es mi AMIGO, mi compañero de vida, de camino y de trabajo, que se preocupa tanto por mí como yo por el y que comparte conmigo tiempo, trabajo, esfuerzo y amor. Cuando han venido mal dadas, ha secado mis lagrimas y ha abrazado mi alma herida. GRACIAS a mi familia “política” por siempre brindarme la mano cuando lo he necesitado. Y espero que ellos sepan que al revés también funciona
GRACIAS por permitirme continuar con un estado aceptable de salud que me permite desarrollar todos los proyectos que me planteo, este ha sido un gran año; y solo pido poder seguir así mucho tiempo. Tengo teclas si, pero por lo menos ya no son “excluyentes” y ahora a las únicas teclas que golpeo son a las de este ordenador, cada vez más y más, como si fuera el ultimo día.
GRACIAS a la mala salud por darme el empujón definitivo hacia el autocuidado y a que merece la pena sentirme bien conmigo misma. Por hacer que el deporte y la dieta sea por fin como quise ser siempre por fuera sin haber cambiado de esencia.
Y como no podía ser de otra manera GRACIAS; gracias a todas las personas que la vida me ha puesto en el camino, para poder abordar estos magníficos proyectos y por brindarme la oportunidad de trabajar sin descanso en ellos. Como ellos ya saben quien son, no me voy a repetir.
GRACIAS a la enfermería, por abrirme un mundo maravilloso, basado en el cuidado a los demás y cuidado a mi misma también, porque cada sonrisa de un paciente, es energía para mí y para mi propio corazón. Gracias por enseñarme tanto día tras día; a enseñarme que no hay que rendirse jamás con ningún paciente. Hay que darle siempre la excelencia en los cuidados… y hay que también tener paciencia a veces. La #enfermeriavisible y la #excelenciaencuidados es maravillosa e imprescindible en la vida. Ya sea en una consulta o quirófano de trauma, de primaria o en una consulta avanzada en heridas. O en la universidad también, para que las futuras generaciones sean incluso mejores que la nuestra.
GRACIAS al COVID-19 he vuelto a trabajar en un lugar en el que mucha gente me respeta como profesional, donde me llevo bien con casi todos los miembros de personal, donde he encontrado a gente nueva maravillosa, como Mar Marco y mi queridísima Azahara, y todas mis niñas del Equipo Covid, especialmente con mi amiga y compañera de pupitre en la carrera, Merche, por tan maravillo re descubrimiento. Gracias por encontrarme de nuevo con mi querida Alicia, que no es compañera sino amiga, por hacerme sentir tan bien, tan arropada, tan fuerte, tan yo… Gracias a la jefa porque pese a hacerme trabajar muchísimo, creo que me tiene en consideración. Y gracias por aquella llamada inesperada que me hizo entrar allí el 7 de abril a luchar con uñas y dientes.
GRACIAS por darme amigos tan maravillosos como los que tengo, y dejar que permanezcan a mi lado, por dejar que les cuide lo mejor que se; y que me perdonen si no lo hago. Vosotros ya sabéis quienes sois. Ocupáis un gran espacio en mi corazón.
GRACIAS A mi Doc y a mi rubia por dedicarme tantas sonrisas y tantos abrazos, tantos ratitos inolvidables, tantas charlas de apoyo mutuo, tanta Desperados, tanto Hogar. Ya lo erais pero cada año sois más familia y más Hogar, doy gracias a la vida por haberos traído.
GRACIAS a mis amigos cápsula en un verano donde hemos redescubierto tantas cosas, donde hemos charlado como nunca, donde hemos convivido y reido, sin peleas, sin exigencias, con excursiones, con «abrazos» y mucha paz; ha sido un verano raro, si, pero maravilloso. Gracias a mis amigas de siempre, a las que permanecen desde que vestíamos «ciclistas» y con las que he vivido todas y cada una de las fases de nuestra infancia, adolescencia y madurez, y con las que ahora vuelvo a quedar para irme de copas, como hace 20 años, pero con otro tipo de toque de queda. Gracias a mis chicos cápsula también por darme su apoyo incuestionable durante años, que os quiero un montón. Porque sois familia también
GRACIAS al grupo PPS, ahora grupo «amigos del Armelar» por brindarme bellos reencuentros, debates, y experiencias esperpénticas, porque sin vosotros el confinamiento no hubiera sido igual.
Gracias a Ana Guillem, por ser también mi hermana, por estar siempre, 2ª generación de amigos del alma.
Gracias a Alex y a Laura, porque se han convertido también en familia, fueron unas muletas las que nos unieron en una innombrable ortopedia, y ahora somos muletas mutuas en lo bueno y en lo malo.
Gracias a Amparo y a Juan porque nos llevamos en el corazón, porque hacemos mesas, conservamos tomate, y de vez en cuando nos vemos; gracias a Sonia y a Enca, porque la liamos mucho…
GRACIAS también a mis “BOLUDAS”… a todas ellas porque aunque estén fatal, siempre están ahí cuando buscas ayuda; porque somos distintas pero formamos un grupo espléndido. A todas, a Sonia -ayyy mi loquita, te llevo siempre en el corazón- a Belén, que siempre te hace reflexionar, a Virginia y a Enri. A todas, mil gracias
En definitiva, gracias a la vida. Gracias a todos.
Gracias por estar viva.
Este año no voy a hacer repaso mensual, porque casi todo ha sido igual desde el 13 de marzo, mi cumpleaños, en el que el COVID-19 lo mandó todo al carajo. Bueno, todo no…
Dicho todo lo anterior, no les voy a pedir a SSMM que el día 6 me traigan nada nuevo, aunque siempre hace ilusión…; solo les pido una vacuna para olvidar esta pesadilla, y que cuando todo acabe por lo menos alguien más… haya aprendido que la vida es maravillosa y que hay que vivirla a tope, y buscar aquello que te mueve.
Que podamos abrazarnos como nunca, y como siempre.
Feliz y sano 2021